sábado, 2 de julio de 2016

Qué hacer cuando los planes nos salen mal



Los planes son necesarios para conseguir nuestros objetivos. Necesitamos partir de una serie de pasos, estrategias, ayudas, etc. que nos ayudarán a mantener el rumbo hasta llegar a la meta. Sin un plan es más difícil llegar, aunque no imposible.

Pero, ¿Qué ocurre cuando algo imprevisto nos echa por tierra lo que habíamos planeado?

Hablando de planes, los hay corto, a medio, o a largo plazo. Dependiendo de su inmediatez, será menos frustrante si se nos tuerce el proyecto, aunque puede ser devastador y dejar a la persona sumida en un estado de perenne frustración si las contrariedades son frecuentes.

Para hacer frente a esta situación, podemos recurrir a las siguientes técnicas, aplicadas escalonadamente.

1) Concedámonos el permiso para estar contrariados:
Es humano estar molesto, quejarse y desahogarse cuando llega un imprevisto que nos destroza el plan. Es sano dejar salir la rabia, tristeza… O cualquier cosa que se sienta. Que fluyan las emociones…
Exprésalas como creamos conveniente, pero una vez que han fluido, se acabó. Ya se ha llorado lo suficiente y ahora es tiempo de centrarse de nuevo.

2) Reconocer que no se puede controlar todo:
Los planes han de guardar ese margen de flexibilidad que permita que, cuando algo falle, no nos frustremos ni carguemos con la culpa por toda la eternidad. No somos responsables de todo lo que sucede alrededor ni de lo que hagan otros adultos. Y esto hay que aceptarlo como es.

3) Enfocarnos en lo que sí podemos controlar:
Tenemos control sobre nosotros. Somos quienes manejamos nuestros pensamientos y decisiones. Podemos elegir entre probar planes alternativos o permanecer lamentándonos indefinidamente.

4) Busquemos la solución:
El plan ha fracasado, pero lo mismo que trazamos ése, podemos modificarlo o diseñar uno nuevo. Tomémonos el tiempo necesario para analizar las alternativas disponibles y las estrategias que seguiremos con el nuevo plan que estamos preparando.

5) Convenzámonos de las virtudes del nuevo plan:
Lo anterior ha pasado a la historia. Ya está zanjado. Ahora hay que enfocarse en algo nuevo. ¿Sabemos realmente lo que vamos a hacer, cómo y para qué? ¿Nos convence la solución? Perfecto, entonces ¡Adelante!

6) Dar el primer paso:
El paso con el que entremos en el nuevo plan o en la solución, dejando atrás el anterior es esencial. ¡Vamos! No pensemos en los pasos que quedan. No re-evalúemos todo el plan. Comencemos a andar centrándonos únicamente en el siguiente paso. ¡Empecemos a movernos!

Estas técnicas pueden servir para todo tipo de planes, aunque también pueden surgirnos pequeñas contrariedades ajenas a nosotros y que pueden hacer que nuestros planes se cambien en el último momento. Este proceso se simplifica bastante. Solo con reaccionar a la nueva situación, nos solucionaría la contrariedad.

Y yo me pregunto, entonces, ¿Por qué hay personas que se quedan indefinidamente en el escalón de la queja?

Hay que saber cortar con una situación y empezar con otro asunto sin que nos afecte lo anterior. Y, cuando no sabemos hacerlo o no estamos preparados, lo mejor es echarse a andar.
¡Sigamos caminando!

Ciao.

No hay comentarios: