domingo, 3 de junio de 2007

La sonrisa


Tengo en mis manos una postal, con un título agradable: UNA SONRISA, y dice así:

"Una sonrisa cuesta poco, y produce mucho. No empobrece a quien la da y enriquece al que la recibe.
Dura sólo un instante y perdura en el recuerdo eternamente. Nadie hay tan rico que pueda vivir sin ella, y nadie tan pobre que no la merezca.
Una sonrisa alivia el cansancio, renueva las fuerzas y es consuelo en la tristeza. Una sonrisa tiene el valor desde el comienzo en que se da.
Si crees que a ti la sonrisa no te aporta nada, sé generoso y da la tuya, porque nadie tiene tanta necesidad de la sonrisa, como quien no sabe sonreír".

¡Qué simple es este texto, y cuánto nos dice! Con un gesto tan sencillo como es, el de recibir a una persona sonriéndole, cuánto bien puede hacer y cuánto puede ayudar a una buena acogida.
Ciertamente hay muchas clases de sonrisas. Están las que parecen de un anuncio de dentífrico, y que se notan a la legua que son totalmente falsas, pero están también las de verdad, las auténticas, las que se ve que salen del corazón, porque reflejan alegría, bondad, sencillez, sinceridad y sobre todo espontaneidad.
Escuchaba un día en un programa de radio, una reflexión referente a la sonrisa que decía muy acertadamente que, "la sonrisa es una manera sencilla de amar", y es verdad, porque toda persona que está llena en su interior, saca todo lo bueno que lleva dentro, y lo transmite a los demás, con lo más bonito que se ha inventado: la sonrisa.
Por eso amigos yo os recomiendo hoy que ofrezcámos nuestra mejor y más sincera sonrisa a los que vienen a nuestro encuentro, y contagiemos nuestra alegría con este sencillo gesto.

Ciao.

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