Bendito seas, Señor, que colmas el corazón con tu amor infinito, que haces que nuestras manos se conviertan en canal de tu misericordia.
Eres la fuente inagotable que nos invita a dar sin medida, a compartir sin esperar nada a cambio, como Tú compartes tu gracia.
Cuando mis ojos se encuentren con el que sufre, cuando mis oídos escuchen el clamor del que pide, haz que mi respuesta sea compasiva y sincera, como el amor que Tú muestras a cada uno de tus hijos.
Que mi ayuda brote de un corazón libre, que mis acciones sean reflejo de tu amor incondicional.
Tú, Señor, que sostienes a los débiles y levantas a los caídos, dame un espíritu generoso que no juzgue, sino que ame, que mi mesa esté siempre dispuesta para el hambriento, y mis puertas abiertas para el cansado y el desvalido.
Que vea en cada rostro la imagen de tu Hijo, y que mis manos se extiendan como las tuyas, llenas de ternura.
Porque en la generosidad hallo la paz que viene de Ti, y en la caridad descubro el verdadero sentido de la vida.
Que mi existencia sea un cántico de amor y misericordia, y que al final de mis días pueda decir que viví para los demás, y que, en mi pobre entrega, encontré el rostro de Dios.
Mirza Deras, RA
Ciao.
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