AL COMENZAR MI ORACIÓN...
Quiero ofrecerte, Señor, mi tiempo, es tuyo, también mi alma arada de silencios y anhelos, y al lado, mi memoria, guardiana de nuestros recuerdos, siembra lo que quieres que germine.
Me gusta saber que puedo poner en tus manos mi atención frágil y dispersa, tu paciencia logrará conquistarla, aquietándola, si así lo deseas y es para mi bien.
Aquí dejo mi entendimiento curioso y algo duro, sabrás qué le conviene saber en este momento de mi vida.
Con mi voluntad resquebrajada traigo mi cuerpo hecho cuenco, para que tu torrente, cuando sea que venga, pueda derramarse desbordándome con tu misterio.
Y si seco lo prefieres, aquí permanecerá tu cuenco.
No sé qué más pueda hacer al comenzar mi oración, además de presentarme, libremente, junto a tantos que vamos tras tus huellas, en especial, los más sufrientes y necesitados.
Hasta aquí llego, Señor, confiado y disponible. Hasta aquí lo que, humilde, puedo. Aquí, a Tu espera.
E. Sicre SJ
Ciao.
No hay comentarios:
Publicar un comentario