martes, 3 de octubre de 2023

Sembrar actos de amor

Hacer actos de amor dondequiera que estemos, para construir "puentes", para superar las divisiones. Perdonar y reconciliarse. Todas estas son cualidades del amor cristiano. Todas las religiones llevan el mismo mensaje. Tenemos en común la llamada "Regla de Oro". "Haz a los demás lo que quisieras que otros te hagan a ti" y "No hagas a los demás lo que no quisieras que te hagan a ti".

Es nuestro oficio, sembrar. Con la fe en Quien nos ha empleado y en la fecundidad de la semilla, el amor; con la esperanza que libra del desaliento y la impaciencia; con la seguridad de que "es Dios quien hace crecer". 

Cosechamos lo sembrado. Este es un dicho popular muy verdadero.

Podemos tomarlo por el lado positivo, es decir, interpretarlo viendo todo lo bueno que podemos sembrar a nuestro alrededor: Amistades, honestidad, simpatía, cordialidad, y sobretodo fraternidad.

Los actos de amor nacen donde los sembramos, porque el amor fraterno es el más perfecto testimonio de la caridad. No una caridad entendida como asistencialismo, sino como la vivencia del amor recíproco genuino.

Debemos sembrar amor con hechos concretos, sin olvidar que la semilla debe morir para germinar.

Así nuestro “yo” debe morir para que germine el “nosotros”, lo colectivo, la fraternidad.

Que el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo. Y estoy seguro de vosotros, hermanos míos, que aun vosotros mismos estáis llenos de bondad, colmados de todo conocimiento.

Apolonio Carvalho Nascimento

Ciao.

 

lunes, 2 de octubre de 2023

Palabra de Vida Octubre 2023

«Pues lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios» (Mt 22, 21).

Jesús ha entrado en Jerusalén y es aclamado por el pueblo como «hijo de David», un título regio que el Evangelio de Mateo atribuye a Cristo, que vino a proclamar el inminente advenimiento del Reino de Dios. En este marco se desarrolla un singular diálogo entre Jesús y un grupo de personas que le hacen preguntas. Unos son herodianos y otros fariseos, dos grupos con diversidad de opinión respecto al poder del emperador romano. Le preguntan si considera lícito o no pagar las tasas al emperador, para así obligarlo a alinearse a favor o contra el César y tener de qué acusarlo. Pero Jesús responde preguntando, a su vez, de quién es la efigie impresa en la moneda de curso legal. Y como es la efigie del emperador, responde:

«Pues lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios».

Pero ¿Qué se le debe al César y qué a Dios? Jesús reclama el primado de Dios, pues así como en la moneda romana está impresa la imagen del emperador, en cada persona humana está impresa la imagen de Dios. La misma tradición rabínica afirma que todo hombre ha sido creado a imagen de Dios (cf. Gn 1, 26), usando el ejemplo de la imagen impresa en las monedas: «El hombre acuña muchas monedas con un mismo sello y todas se parecen unas a otras. En cambio, el rey de los reyes, el Santo –bendito sea– acuñó a todos los hombres con el sello del primer hombre y, sin embargo, ninguno de ellos se parece a su compañero». Así pues, solo a Dios podemos dar todo nuestro ser, solo a Él pertenecemos y en Él encontramos libertad y dignidad. Ningún poder humano puede pretender semejante fidelidad. Si hay alguien que conoce a Dios y puede ayudarnos a darle su justo lugar, de nuevo es Jesús.

Para Él, «[…] amar significó cumplir la voluntad del Padre, poniendo a su disposición mente, corazón, energías, la misma vida: Se entregó por completo al proyecto que el Padre tenía para Él. El Evangelio nos lo muestra siempre totalmente orientado al Padre […]. A nosotros también nos pide lo mismo: Amar significa hacer la voluntad del Amado, sin medias tintas, con todo nuestro ser. […] En esto se nos pide la mayor radicalidad, porque a Dios no se le puede dar menos que todo: Todo el corazón, toda el alma, toda la mente».

«Pues lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios».

¡Cuántas veces nos encontramos ante dilemas, decisiones difíciles que pueden arrastrarnos a la tentación de una salida fácil! También Jesús es puesto a prueba ante dos opciones ideológicas. Pero Él lo tiene claro: La prioridad es la venida del reino de Dios, con el primado del amor. Dejémonos interpelar por esta Palabra: ¿Nuestro corazón está deslumbrado por la notoriedad, por una carrera fulminante?, ¿Admira a las personas de éxito, a los influencers? ¿Quizá atribuimos a las cosas el lugar que le corresponde a Dios? Con su respuesta, Jesús propone un salto de calidad, invitándonos a un discernimiento serio y bien fundado en nuestra escala de valores. En lo profundo de nuestra conciencia podemos escuchar una voz, a veces sutil y tal vez dominada por otras voces. Pero podemos reconocerla: Es la que nos empuja a buscar sin descanso caminos de fraternidad, y la que nos alienta siempre a renovar esta opción, incluso a costa de nadar a contracorriente.

Es un ejercicio fundamental para sentar las bases de un auténtico diálogo con los demás, para encontrar juntos respuestas adecuadas a la complejidad de la vida. Lo cual no significa escabullirse de nuestra responsabilidad personal para con la sociedad, sino más bien ofrecerse para servir de modo desinteresado al bien común.

Durante la reclusión que lo llevaría a ser ejecutado por su resistencia civil al nazismo, Dietrich Bonhoeffer escribe a su novia: «No concibo la fe que huye del mundo, sino la que resiste en el mundo y ama y permanece fiel a la tierra, a pesar de todas las tribulaciones que esta nos procura. Nuestro matrimonio debe ser un sí a la tierra de Dios, debe reforzar en nosotros la valentía de obrar y de crear algo en la tierra. Me temo que los cristianos que se atreven a estar en la tierra con un solo pie, estarán con un solo pie también en el cielo».

LETIZIA MAGRI y el equipo de la Palabra de Vida

Ciao.


 

domingo, 1 de octubre de 2023

¿Qué significa ser “uno mismo"?

"Sé tú mismo” es la consigna más utilizada hoy en nuestro mundo, parece que estamos forzados hacia la preocupación por uno mismo, pero ¿Qué significa ser “uno mismo"?

Esta consigna es la respuesta que damos a la pregunta por la forma en que debemos conducirnos en la vida. Pregunta acuciante, sobre todo para los jóvenes que no saben qué camino tomar. Pasión por llevar una vida propia, por buscar la propia identidad.

Desde esa convicción se supone que el futuro está siempre en el fondo de uno mismo y que se convertirá, tarde o temprano, en un destino a cumplir. Lo importante será no perder el contacto con lo más propio, ya que ello es la brújula que nos orienta, e incluso quizá nos conduzca, hacia el futuro. La tradición y la opinión de los otros parecen perder peso.

Es verdad que en ese sentimiento de ser “uno mismo” deberemos incluir a los demás, ya que no depende solamente de lo que nosotros seamos sino de los que los otros nos permitan o nos impidan ser. Con la madurez aparece en el horizonte de la persona la necesidad de coexistir, de apoyarnos en el otro, en los otros (en algunos muy concretos al menos!) para lograr alcanzar lo que somos.

En realidad, esa pura conciencia de estar grávidos de nosotros mismos es, muchas veces, un avance en la conciencia inmadura de depender de muchos modos de los demás. Nos afirmamos en el centro de lo que somos, como seres únicos, en la medida en que nos sentimos expulsados del afecto e incluso de la posesión de algún otro. Nos rescatamos del otro, de los otros, cuando el amor nos ahoga, cuando no nos dejamos amar, al menos no así, no de ese modo.

Sabemos que somos “lo que somos”, y que ello nos orientará hacia el futuro, solamente en la medida en que nos hemos rescatado, a veces dolorosamente, de ser propiedad de los otros. Cuando nos sentimos acogidos y queridos, acomodados en la relación afectiva de intimidad familiar o amistosa, no sentimos con la misma urgencia el anhelo de ser “uno mismo”. Parece inevitable perder en algún modo el propio centro para descansar en el fundamento de la alteridad.

Chema Montserrat

Ciao.


 

 

sábado, 30 de septiembre de 2023

¡Que no nos roben la ciencia!

   Aunque es un viejo y manido debate, todavía tengo la impresión de que en mucha gente ha calado la idea de que de alguna manera la ciencia y la religión no casan bien, que la religión –en nuestro caso el cristianismo– se basa más en supersticiones, mitos y su base es irracional; mientras que la ciencia, al estar cimentada en esquemas racionales, y al ser sus postulados comprobables, tiene más crédito. Algunos van todavía más allá, y dicen que la ciencia es el antídoto contra la religión y su oscurantismo, y cimientan en ella su ateísmo militante (véase los denominados «cuatro jinetes del ateísmo»: Richard Dawkins, Christopher Hitchens, Daniel Dennett y Sam Harris, de gran éxito editorial en el mundo anglosajón). Estos postulados van calando en el inconsciente de nuestra sociedad, y más en concreto de los jóvenes, hasta el punto de que según las encuestas es una de las principales razones de su alejamiento de la fe.

Y es aquí dónde hay que dar el golpe en la mesa. Señores y señoras: ¡Que no nos roben la ciencia! que no se apoderen de ella los que hacen causa de su ateísmo, ya que no hay mayor falacia. No hay mayor falacia que la que sostiene que cristianismo y ciencia se oponen. En primer lugar, la ciencia no es un ente que se opone a Dios y ocupa su puesto, sino que es un método de conocimiento humano basado en la observación de un fenómeno, formulación de hipótesis, realización de predicciones y comprobación mediante experimentos. ¿Son el fruto de la ciencia verdades inamovibles? No; la ciencia está en continua revisión, continuamente desafiando las teorías establecidas, que siempre pueden ser refutadas, para seguir descubriendo y buscando la verdad. ¿Cuál es el sustrato de la búsqueda científica? Pues precisamente que el mundo es inteligible y que, detrás de esa inteligibilidad, se esconde la verdad. Y esto es, en sí mismo, un acto de fe.

A este respecto me resulta muy revelador escuchar al jesuita Guy Carlomagno, astrónomo formado en el MIT y en Harvard y director del Observatorio Vaticano, que entiende la ciencia como un camino desde el entendimiento humano a la verdad, y la fe como un camino desde la verdad hacia el entendimiento humano. También afirma que cualquier cristiano que tenga miedo de lo que la ciencia revele sobre el universo, sencillamente no tiene fe en su fe. En palabras de san Juan Pablo II, «la fe y la razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad». No dejes que te amputen ninguna de las dos alas, sobre todo si quieres volar alto.

Eduardo Latorre

Ciao.

 

viernes, 29 de septiembre de 2023

Hoy, te deseo

Te deseo que te animes a mirarte, y que te ames como eres. 

Que tengas el suficiente amor propio para pelear muchas batallas, y la humildad para saber que hay algunas imposibles de ganar por las que no valen la pena para luchar.

Te deseo que puedas aceptar que hay realidades que son inmodificables, y que hay otras, que si te mueves del lugar de la queja, puedes cambiar. 

Que no te permitas los “no puedo” y que reconozcas los “no quiero”.

Te deseo que escuches tu verdad, y que la digas, con plena conciencia de que es sólo tu verdad, no la del otro. 

Que te expongas a lo que temes, porque es la única manera de vencer el miedo.

Que aprendas a tolerar las “manchas negras” del otro, porque tú también tienes las tuyas, y eso anula la posibilidad de reclamo. 

Que no te condenes por equivocarte, no eres todopoderoso. 

Que crezcas, hasta donde y cuando quieras.

Te deseo que logres ser feliz, sea cual sea la realidad que te toque vivir.

Chema Montserrat

Ciao.

 

jueves, 28 de septiembre de 2023

Volvernos pequeños

Que la vida nos vuelva pequeños, frágiles, vulnerables.

Que se lleve como agua del río nuestros secretos orgullos, nuestras grandes ambiciones.

Que nos conmuevan, como de niños, las palabras y gestos de ternura, los sucesos y gritos del dolor.

Desandemos ya los pasos que nos llevaron equivocadamente a creernos reyes empinados sobre todos los valles y escenarios de este mundo.

¡Cuántos desengaños, traiciones y magulladuras en nuestro corazón!

Vuélvenos, como en la infancia, la atención hacia la fantasía, hacia los secretos del universo, hacia las cosas anodinas.

Y entre risas, juegos y silencios perder sin más nuestro tiempo, y ganar, al fin, nuestra vida.

Seve Lázaro SJ

Ciao.

 

miércoles, 27 de septiembre de 2023

Dos bebés reflexionan sobre el más allá

Me acaban de mandar este precioso texto que comparto hoy con todos vosotros. Espero que os guste.

Dice así :

En el vientre de una mamá había dos bebés. 

Uno preguntó al otro: 

-¿Tú crees en la vida después del parto? 

El otro respondió: 

-Claro que sí. Tiene que haber algo después del parto. Tal vez estamos aquí para prepararnos para lo que vendrá más tarde. 

-Tonterías -dice el primero- No hay vida después del parto. ¿Qué clase de vida sería esta?

El segundo dice: 

-No lo sé, pero habrá más luz que la hay aquí. Tal vez podremos caminar con nuestras propias piernas y comer con nuestras bocas. Tal vez tendremos otros sentidos, que no podemos entender ahora. 

El primero contestó:

-Eso es un absurdo. Caminar es imposible. ¿Y comer con la boca? ¡Ridículo! El cordón umbilical nos nutre y nos da todo lo que necesitamos. El cordón umbilical es demasiado corto. La vida después del parto es imposible.

El segundo insistió: 

-Bueno, yo pienso que hay algo y tal vez sea diferente de lo que hay aquí. Tal vez ya no necesitemos de este tubo físico. 

El primero contestó: 

-Tonterías, de haber realmente vida después del parto ¿Por qué nadie jamás regreso de allá? El parto es el fin de la vida y en el post parto no hay nada más allá de lo oscuro, silencio y olvido. Él no nos llevará a ningún lugar.

-Bueno, yo no lo sé, -dice el segundo- pero con seguridad vamos a encontrarnos con Mamá y ella nos cuidará.

El primero respondió: 

-¿Mamá? ¿Tú realmente crees en Mamá? Eso es ridículo. Si Mamá existe, entonces, ¿Dónde está ella ahora?

El segundo dice: 

-Ella está alrededor nuestro. Estamos cercados por ella. De ella, nosotros somos. Es en ella que vivimos. Sin Ella, este mundo no sería y no podría existir.

Dice el primero: 

-Bueno, yo no puedo verla, entonces, es lógico que ella no existe.

El segundo le responde a eso:

-A veces, cuando tú estás en silencio, si te concentras y realmente escuchas, tú podrás percibir su presencia y escuchar su voz amorosa allá arriba. 

Así es como un escritor húngaro explicó la existencia de Dios.

Desconozco el autor.

Ciao.