lunes, 23 de abril de 2007

Ante el cansancio


Cada día estamos más cansados. Cansados de trabajar, de aguantar, de callar, de no hacer nada...
Cansados de las guerras, de la violencia, de ver hambre y desgracias por todo el mundo...
Nos cuesta ponernos en marcha para cualquier actividad que tengamos que hacer.
Estamos siempre como dormidos, apáticos y sin ganas de hacer nada.
Pero, ¿por qué estamos tan cansados?
El sol se levanta como nosotros cada mañana, y no está cansado.
Los niños no paran en todo el día de moverse y cuando llega la noche, no están cansados.
Entonces...¿Por qué a nosotros nos falta esa energía que nos hace mover con lentitud y apatía?
Creo que lo que nos falta no son fuerzas ni energía. Nos falta ilusión para levantarnos cada día como si todo fuera maravilloso. Algo que nos haga afrontar iluminados, como ese sol que amanece con nosotros, sintiéndonos optimistas y seguros de nosotros mismos.
Ciertamente no todos los días son radiantes ni están llenos de luz. Hay días nublados y oscuros, en los cuales nos sentimos apagados como la luz que nos rodea, pero no debemos dejarnos llevar por ese cansancio que nos invade, y remontar el vuelo, cargando las pilas (como solemos decir) y animarnos, sabiendo que nada hay imposible en esta vida, si nos lo proponemos.
Aprovechemos los ratos de descanso verdadero, para situarnos en nuestra realidad, sin querer abarcar más de lo que podemos hacer, y así sabremos con las fuerzas que contamos, para hacer nuestras tareas con alegría y sin que se nos hagan costosas de realizar.

Ciao.

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