miércoles, 31 de octubre de 2007

Acompañar en el dolor



A lo largo de nuestra vida, pasamos por infinidad de momentos dolorosos y difíciles. También vemos como nuestros amigos y familiares, y toda esa gente cercana a nosotros, pasan por momentos iguales o parecidos, en que la desgracia de una enfermedad, una pérdida, o simplemente una mala pasada de la vida (en el trabajo, en el amor, etc.), le hace sentirse hundidas.
El que haya pasado por esos dolorosos momentos, sabrá por experiencia propia, lo que consuela tener a alguien cercano, para compartir con ella el dolor.
Es tal el alivio que se siente que, aunque en la mayoría de las veces nada nos solucionan, sí es grande la sensación de consuelo la que se experimenta.
Mi consejo para este día (si es que me lo permitís) es que, cuando cerca de nosotros veamos sufrir a alguien, nos acerquemos a ella, con la única misión de acompañarla. No intentemos consolarla con palabras. Simplemente estemos ahí, a su lado si podemos, para que vea que nosotros sólo queremos estar con ella. Los consejos, las palabras bonitas, los gestos, irán saliendo por sí sólos, si es que hacen falta.
He vivido situaciones con personas abatidas, en que los que estaban a su alrededor, han tratado de animar con palabras (que llenas de buenas intanciones, sin lugar a dudas), sólo han ayudado a acrecentar más su dolor.
La experiencia me ha enseñado que, en esos dolorosos momentos, sólo debemos callar.
Creo que es mucho más efectiva una presencia silenciosa, que una larga conversación, que no nos llevaría nada más que a decir palabras, que en la mayoría de los casos no vienen a solucionar mucho.
Seamos prodentes y en estos casos, y demostremos nuestro cariño con disponibilidad y servicio.

Ciao.

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