A menudo pasamos por el mundo viendo, pero no mirando.
Como creyentes tenemos un reto:
Descifrar los indicios de Dios en el mundo, ver en lo profundo.
Leer en rostros anónimos la palabra: Semejante, Hermano, Hijo, Amigo...
Ver en el espacio que nos rodea el vestigio de Dios que lo ha creado.
Esta semana os propongo que nos esforcemos por mirar con ojos profundos, y entonces hablemos a Dios.
Ciao.
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