Leer en silencio

¿Por qué nos confundimos y agitamos ante los problemas de la vida?
"Dejadme el cuidado de vuestra cosas y todo irá bien", dice Jesús.
Cuando nos abandonemos en Jesús, todo se resolverá con tranquilidad según sus designios.

No desesperemos. No oremos con prisa, como si quisiéramos exigirle el cumplimiento de nuestros deseos al momento.
Cerremos los ojos del alma y digamos con calma: JESÚS, YO CONFÍO EN TI.
Evitemos las angustias y las preocupaciones de lo que nos pueda venir después.
No estropeemos sus planes, queriéndole imponer nuestras ideas.
Dejémosle ser Dios, y actuar en libertad.
Abandonémonos confiadamente en Él, y dejemos nuestro futuro en sus manos.

Digamos frecuentemente: JESÚS, YO CONFÍO EN TI.

Lo que más daño nos hace es nuestro razonamiento, nuestras propias ideas, nuestras ganas de resolver los problemas a nuestra manera.

Cuando decimos: JESÚS, YO CONFÍO EN TI, no seamos como el paciente que le dice al médico que le cure y además le dice la manera de hacerlo.

Abandonémonos en sus brazos divinos, no tengamos miedo, ÉL NOS AMA. Pero... si creemos que las cosas no mejoran a pesar de nuestra oración, SIGAMOS CONFIANDO. Cerremos los ojos de nuestra alma y confiemos. Digamos de nuevo y a todas horas: JESÚS, YO CONFÍO EN TI.

Jesús necesita las manos libres para poder obrar. No le atemos con preocupaciones inútiles. Satanás quiere eso: Angustiarnos, quitarnos la paz.
Confiemos sólo en Jesús, abandonémonos a Él.
Dejemos nuestras preocupaciones y nuestras angustias a Dios y descansemos tranquilos.

Digamos siempre: JESÚS, YO CONFÍO EN TI, y veremos grandes milagros. Dios nos lo ha prometido por el GRAN AMOR que nos tiene.


Ciao.