miércoles, 6 de agosto de 2008

No hay respuestas


Hay momentos en la vida que no tienen respuesta ni explicación; sucesos, acontecimientos, experiencias vividas, tantas cosas que no sabemos por qué suceden o por qué las debemos vivir.

Muchas veces nos quedamos estancados buscando las respuestas y no avanzamos, porque nos da miedo continuar en medio de la incertidumbre que nos produce el no entender y no aceptar esas cosas que nos han de pasar.

Amores que llegan y se van sin avisar, heridas, vacíos, enfermedades, caídas, pérdidas, caminos que se abren, puertas que se cierran, circunstancias que afrontar, decisiones que tomar.

Todo ello invade nuestra mente, llenándola de preguntas inciertas que no encuentran respuestas, nos llenan de angustia, atentan contra nuestra fe, se convierten en la piedra en el zapato que no nos deja seguir.

Muchas de estas preguntas se convierten en cadenas que nos han de esclavizar, nos aferramos a ellas, y aunque quizás respondamos algunas, formulamos otras, porque nos hace falta buscar excusas que nos torturen y nos hagan dudar, fabricando temores que nos arrebatan la paz.

Hay quienes discuten con Dios por la suerte que les ha de tocar. Le culpan de todo, pierden la Fe, se alejan de Él, tan sólo porque no entienden lo que es vivir y creen que hemos sido creados para sufrir.

No busquemos respuestas que quizás no llegarán, hay cosas que suceden porque así deben ser, aunque no entendamos el porque y sintamos que no tenemos las suficientes fuerzas de asumirlas y continuar.

No hay más opciones que vivir, seguir, creer, no perder la esperanza de que vendrán tiempos mejores que compensarán las luchas que hemos asumido valientemente, sin renegar por todo, sin rendirnos, sin renunciar.

Alguna vez leí o escuché: "Si las cosas tienen solución por qué me preocupo, si se pueden arreglar. Y si no la tienen, por qué he de angustiarme, sino hay más nada que hacer ni otra opción que tomar, que seguir, avanzar" .

Por eso, más que buscar respuestas, démolas nosotros mismos con nuestro vivir y actuar, que quien nos encuentre en el camino descubra en nosotros que hay un Dios de amor que existe y que se manifiesta en lo más sencillo y pequeño, aún en todo aquello que no entendemos y que a veces nos hace dudar.

No hay más respuesta que la fe que nos da fuerzas y nos llena de paz.

Ciao.

5 comentarios:

Anaroski dijo...

Como buena cabezona, soy de las que ha discutido mucho con Dios, se ha ido, se ha cabreado, ha perdido su fe, pero al final, como el hijo pródigo acaba volviendo, aunque creo que voy madurando, con todo lo que tengo ahora encima noto que mi fe crece, en fin, no lo diré muy fuerte.... que si no, mañana otro palo con otra cosa, así que no tiento...

Lo dicho, las cosas son muchas veces así, hay veces que no se entienden pero tenían que pasar, una hija se me murió, discutí con Dios, me peleé con Él, dejé de ir a misa, dejé de creer, me rebelé, después de 9 años te digo, que tonta, entonces no entendía, que mi hija muriera y que saliera del hospital con los brazos vacíos, ahora tengo tres hijas, ¿entiendes? se fue una y se que esa en esta vida no la tendré, en el cielo la conoceré, ahora tengo tres, tres soles, a mí me ha servido para madurar, aunque hay veces que sigo sin entender porqué me tuvo que pasar, DIOS ESCRIBE DERECHO EN RENGLONES TORCIDOS.

buenas madrugadas Lourdes.

CRIS dijo...

Pues yo que soy extremadamente racional...¡Imagínate cómo las paso!

Pero cuando Dios te habla a tu vida con acontecimientos cocretos y tienes la experiencia de que de tus "muertes" es capaz de sacar vida, la razón también se vence...aunque a veces, no es en el instante que deseo...

Si algo he aprendido es el valor de conservar la "paz".

lojeda dijo...

Ana, bonita y sincera reflexión. Gracias. Todos pasamos por esas etapas en que le volvemos la cara a Dios, pero la Fe está ahí, en letargo, y siempre nos aparecerá cuando Él se dé cuenta de que le necesitamos.
Tienes tres hijas y un Ángel que cuida de vosotros desde el Cielo. A partir de ahora, yo me voy a encomendar a ella.

Cris, gracias a ti también por tu comentario. También de esas pequeñas muertes, debemos sacar la lección y aprender.
¡Qué sería de nosotros si la vida fuera toda en sí una maravilla!
Viviríamos aletargados, sin estímulos, seríamos vegetales, y la vida es demasiado bonita, como para vivirla dormidos.
Besitos para ti.

JAVI DE JAEN dijo...

Tendríamos que tener una asignatura en el colegio denominada Designio Divino, que nos enseñara a disfrutar del momento presente con todas sus circunstancias, pero ya que no la imparten, tendremos que estudiarla por nuestra cuenta.

lojeda dijo...

Javi, tienes razón. Debemos aprender a fuerza de golpes o de filosofear, dándonos cuenta que de nada nos sirve enfadarnos o preocuparnos por las cosas que no tienen arreglo. Si nos abandonarámos más en las manos de Dios, viviríamos mucho más relajados y disfrutando más de lo que tenemos.
Besos para los dos.