¿Tienes muchos problemas? Confía en Dios a pesar de todo. El amor de Dios no siempre nos libra de dificultades, pero es un amor que siempre nos libera a través de las dificultades.
La vida está llena de pruebas y dificultades. Todo el mundo atraviesa situaciones o circunstancias que dejan que desear, o con las que tenemos que lidiar y enfrentarnos todos los días.
La vida en la Tierra es un banco de pruebas y ensayos que nos enseña a tomar decisiones acertadas a pesar de las contrariedades. Nos enseña a ver con ojos positivos aunque no veamos esperanza, a optar por amar, compartir y sacrificarnos aun cuando no tengamos suficiente, a decidirnos a obrar bien, aun cuando a nuestro alrededor todo esté mal.
Sin las pruebas no habría testimonio. Sin esas debilidades y molestias fastidiosas, sin esos pecados y defectos vergonzantes, nuestra fe no se vería puesta a prueba. Solo en lo momentos difíciles, los cristianos nos deshacemos de la escoria a la cual, por nuestra necedad, nos aferramos con vehemencia.
Aunque no siempre entendamos porqué tenemos tantas pruebas, dificultades y dolor, ¡Recuerda que Dios sabe lo que hace! Él conoce todos los objetivos que persigue con cada prueba, dificultad o aflicción. Él ha prometido que “ a los que aman a Dios, ¡Todas las cosas les salen al final bien!” Como hijo de Dios que somos, Él no permitirá que nos pase nada que no sea para nuestro bien. Claro que muchas veces pensamos: “Pues… a mí me han pasado un montón de cosas que no parecen nada buenas”. Pero tarde o temprano comprobaremos que sí fueron buenas para nosotros de alguna manera.
Todos los que han sido muy útiles al Señor, primero tuvieron que pasar dolores y humillaciones, para que perdieran toda confianza en si mismos. De otro modo, se habrían enorgullecido tanto y habrían quedado tan seguros de sí mismos, de sus talentos y de sus dones carnales y naturales, que de haberse servido Dios de ellos, se habrían atribuido la gloria a sí mismos. Por eso Él prefiere valerse de lo débil y lo necio, para que nadie se jacte en Su presencia.
El diamante no puede ser pulido sin fricción, tampoco el hombre puede ser perfeccionado sin tribulaciones.
"Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo".
Ciao.
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