jueves, 21 de mayo de 2009

Dios da siempre el primer paso



Tú me sedujiste y yo me dejé seducir… (Jeremías)

Dios da siempre el primer paso hacia mi.
Está más cerca de mi de lo que yo puedo estar, por eso se adelanta siempre.
Dios me conoce mejor de lo que yo me pueda conocer.
Dios se conoce a sí mismo en mi.
Ese primer movimiento de Dios surge de una absoluta libertad y nos da la opción para responder.
Dios insiste siempre. Y nosotros permitimos o no esa insistencia.
El profeta Jeremías opta por el movimiento de respuesta a Dios y dice: “me dejo seducir”.
Si no lo dejamos Dios no entra, porque Él no viola nuestra libertad.

Tú me creaste y yo me dejé modelar…


Creemos que somos obra de nuestros afanes y esfuerzos.
Pensamos que nuestros padres son los que nos han dado la vida,
cuando uno solo es nuestro Padre.
El pulso vital que recorre nuestras venas lo mantiene Dios.
La energía que sostiene nuestra existencia tiene sus cimientos en el Padre.
El brillo de nuestra mirada lleva su luz,
El canto de nuestra garganta vibra en su mismo tono.
Somos obra suya, hechos a su imagen y semejanza.
¡Cómo podemos estar a veces deprimidos y tristes…!
¡Cómo podemos infravalorarnos y tener baja nuestra autoestima
cuando somos una obra preciada de su creación!
Dios lleva la cuenta de todo lo que somos...
hasta del número de nuestros cabellos !

Tú me llamaste y yo escuché tu voz…


La llamada de Dios se produce de muchas maneras y por variados canales.
Dios no está sólo en el sagrario de la Iglesia Mayor.
El susurro del aleteo de las palomas lleva su voz…
El canto de los gorriones al alba lleva su voz…
El grito de sorpresa del bebé al ver a su madre lo lleva…
El gemido del ciervo herido por el cazador…
El cuento que cuenta el abuelo a su nieto…
La nana que emana de la voz cálida de la madre…
Las voces de los obreros en huelga reclamando su puesto de trabajo…
Una única voz que resuena en todo el universo.
Y que se expresa no sólo en los sonidos sino también en los colores,
las imágenes, el silencio, el movimiento y la quietud.

Tú me sanaste y yo me dejé sanar…

Dios sana nuestras enfermedades si las dejamos en sus manos,
Y si no sanan, nos da el consuelo necesario para sobrellevarlas
con dignidad y paciencia (ciencia de vivir en paz).
Nuestra mente e historia personal convierten el dolor en sufrimiento.
El dolor es sólo dolor, duele y no hay más
sufrir y autocompadecernos es obra de nuestro ego.
Una de las acciones principales de Jesús fue sanar a los enfermos,
sólo un requisito: tener fe, dejarse llevar,
perder el control personal para ponerse en manos de Otro que nos guía,
dejarse coger en los brazos de Dios para que nos lleve a dónde sea más beneficioso para nosotros,
Él sabrá lo que hace…
Él nos creó y sabe lo que necesitamos mejor que nosotros…

Tú me amaste y yo me dejé amar…

¡Qué trabajo nos cuesta dejar que nos amen!
Siempre queremos llevar nosotros la iniciativa,
cuando es Él el que nos mueve y nos sostiene,
nos ama primero y así nos enseña a amar.
Desde pequeños se nos insiste en este mandato: tenemos que amar a Dios y a los demás.
Y nosotros, como topo que sale a la superficie, intentamos dar los primeros pasos.
¿pero qué haces, pequeño ego, intentando tomar la iniciativa ante Dios?
Sólo es posible amar a Dios si dejamos que Él se transparente en nuestra vida.
Sólo es posible amar a los demás si nuestra vida está embebida del amor de Dios.
Él está llamando a nuestra puerta, cubierto de rocío, esperando que le abramos.

Sólo tienes que girar tus pasos en dirección a la casa del Padre, que es tu propia casa.
Dejar de vagar por mundos exteriores que te hipnotizan y atrapan.
Cambiar el rumbo en dirección a tu corazón, a lo más íntimo de ti mismo.
Dejar que Dios se instale en tu alcoba principal, en lo hondo de tu alma.
Y todo lo demás se nos dará por añadidura.

(Ryoda)

Ciao.

3 comentarios:

Escalante dijo...

Dios interviene en la historia de cada uno. Por eso, puesto que estamos inmersos en ese misterio, el misterio de la vocación universal, sabiendo que la iniciativa ha sido Él, debemos corresponder al mismo con prontitud. Ese llamado exige rapidez de respuesta y de generosidad.

rodrigo dijo...

Que lindo saber de tu blog, y saber que no soy el unico que piensa asi...
Un abrazo y espero contactarme contigo, aunque sea a traves de la web.
Felicitaciones por el blog y sigue adelante!!!!

lojeda dijo...

Muchas gracias Roberto y Rodrigo por vuestra visita y comentarios.
Un saludo