¿Camino ancho o camino estrecho?
A veces, en una conversación corriente, se oyen expresiones como ésta: "A cada uno su verdad" o «Éste o aquél ya ha encontrado su camino», etc.
En cuanto a nuestro porvenir o nuestro futuro, la Biblia nos enseña algo muy diferente. No hay miles de caminos, sólo hay dos: El camino ancho y cómodo y el camino angosto y estrecho.
Ser viejo o joven, instruido o no, rico o pobre, negro o blanco, no es lo que importa a Dios.
Él no hace diferencia entre las personas.
El camino espacioso y ancho es un camino fácil; es el de todas las opiniones posibles en que cada uno hace lo que quiere. Para entrar a él la puerta es ancha; no se necesita abandonar nada: ni malas costumbres, ni el orgullo, ni la propia justicia. Es un camino muy frecuentado, pero ¿Hacia dónde nos lleva? A la perdición, lejos de Dios.
En contraste con él hay otro camino, estrecho y mucho menos popular.
Este camino va en contra de la tendencia de nuestra época de comprometernos y de no conformarnos con la opinión de la mayoría, sino que seguimos lo que nos dicta nuestra conciencia, sin importarnos ir contracorriente.
Este camino lleva a la vida, desde ahora y para siempre.
La puerta para entrar allí es estrecha: se entra a ella abandonando todas pretensiones personales y creyendo en el Señor Jesús.
Ese camino no es una filosofía, ni una tradición, sino una relación viva con una persona: Jesús, el Hijo de Dios.
Es el camino en que se disfrutan la paz y el gozo que vienen de Dios.
¿Y tú, cuál has elegido?
Ciao.
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