sábado, 13 de febrero de 2010

La meta


¿Cuál es el agua que riega y hace crecer nuestros esfuerzos? Llegar a la Meta.
Los ideales que deseamos conseguir.
Nunca nos preocuparemos porque nuestras metas sean demasiado elevadas, porque nuestras metas sean demasiado ambiciosas, porque es preferible apuntar alto que mirar hacia el suelo.

"Hay que aspirar a ser Papa, para llegar a ser sacristán", decían los antiguos...Y por algo lo dirían.

Si tropezamos al tratar de alcanzar nuestras metas, no nos desanimemos, porque todos los que han llegado muy alto también tropezaron por el camino alguna vez.
Los únicos que no tienen peligro de tropezar son el gusano o la serpiente, porque se mueve arrastrándose. Pero nosotros no somos ni gusano que se arrastra, ni gallina que no se atreve a levantar el vuelo.

El sol que calienta los granos de los ideales que queremos cultivar, será nuestra fuerza para llegar a nuestro destino.
El viento que nos trae el polen que fecunda a la planta de nuestros ideales, serán las palabras llenas de ánimo que nos diremos a nosotros mismos, y diremos a los demás muchas veces.
“Tú puedes mucho más”. “Ánimo: no todo está perdido”. “Adelante, que a la vuelta de la esquina puede estarnos esperando el éxito”...

No cometamos nunca el terrible crimen de creer que las grandes metas no se hicieron para nosotros y que los grandes ideales son únicamente para otros.

Ciao.

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