miércoles, 24 de febrero de 2010
Nuestra eterna contradicción
Así somos. Queremos una cosa y hacemos lo contrario.
Muy a menudo uno vivimos presos de nuestras contradicciones.
Proponiendo lo que no vivimos. Anunciando lo que no sabemos muy bien cómo creer. Criticando lo que nosotros mismos hacemos.
Las personas somos complejas. Quizás eso es lo que hace que la vida sea tan impredecible, para lo bueno y para lo malo.
Pero que no falte la capacidad de perseguir el bien, aunque sea con pies de barro.
Que no falte un corazón que, aunque a veces se lastime, sea capaz de arder con pasión y encender el mundo.
Nos sentimos a menudo débiles. Incapaces. Tan limitados… Miramos alrededor y nos parece que todo el mundo es mucho más fuerte, más sabio, más sensato, más lúcido.
Nos parece que hasta nuestras lágrimas son tontas.
Pensamos en qué dirían los otros si nos conociesen de verdad (seguro que pasarían de nosotros).
Tenemos la sensación de ser solo fachada, de no dejar que haya quien entre a ese mundo interior en el que todo es un poco más difícil.
Queremos volar y nos vemos atados al suelo. Queremos soñar, y no conseguimos dormir. Queremos amar amar, y nos vemos fríos e incapaces. Queremos cantar, y no nos sale la voz. Pero no hay que quemarse por ello, pues todos tenemos los pies de barro.
Pero, al mismo tiempo, sigue siendo verdad la vida que corre por nosotros. Y a ratos el sueño toma forma, y el amor se hace abrazo, y remontas vuelo. A veces el Evangelio sí que ilumina.
Y entonces no importa la propia debilidad, sino la fortaleza de Dios y de los otros, que ayudan a que uno mismo sea pura pasión, y justicia, y encuentro.
Entonces recordamos por qué peleamos. Entonces la risa es sonora, y los ojos brillan, y nos volvemos casa para otros. Entonces... nuestra palabra es caricia que tranquiliza.
Ciao.
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1 comentario:
Es cierto que somos basos de barro...tan imperfectos y tan frágiles, pero con un gran tesoro dentro.
¿Qué tal todo? Veo lo de las lluvias y siempre me acuerdo de tí...aquí también estamos pasados por agua, pero claro, con tanto asfalto lo único que notamos es que se respira mejor...y que es un peñazo ir con el carrito y el paraguas.
Besitos guapa
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