Hay veces en que una vive por inercia, por rutina, por costumbre. Al empezar cada día me propongo luchar por todas mis fuerzas por mis ideales y aspiraciones, aunque no siempre lo consiga.
Y, sin embargo, si hay algo muy humano es esa capacidad para perseguir algo; es la intensidad con que podemos anhelar; y es la tenacidad con que podemos luchar por aquello (o por aquellos) que de verdad nos importa. Merece la pena aspirar a algo, aunque a veces nos falten los ánimos o los motivos.
No es fácil, porque en ocasiones te faltan las fuerzas o las ganas. Porque a veces te sientes fracasar o extravías el camino. Porque en ocasiones te sientes tan inútil, tan mediocre o tan abocada al desastre… Pero bueno, ¿Y qué pasa si no es fácil? La vida misma es complicada, y para muchas personas terrible.
Podemos luchar por encontrar sentido. Por cuidar las relaciones. Por alcanzar las metas que nos proponemos. Por curar heridas que aún siguen abiertas. Por encontrar nuestro hueco en el mundo. Por ser felices y hacer felices a otros. Por querer bien. Por ser queridos. Luchar por todo aquello en que creemos, aunque a veces creamos mal.
¿Por qué no rendirnos? ¿Por qué no renunciar a los anhelos, para que así no duelan los malos tragos? ¿Por qué no vestirnos de indiferencia, pasar de todo, creer lo menos posible y vivir sin inquietud?
¡Porque estamos vivos! Y vivir es apostar, amar; vivir es construir, inventar, crear.
Vivir es armarse de paciencia, de humildad, de coraje, de fe, de verdad, aunque en ocasiones nos fallen todas esas armas.
Vivir es encontrarse, en los días intensos y en las etapas difíciles.
Es sentir, aunque a veces la vida duela un poco. Luchamos porque estamos vivos.
Ciao.
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