miércoles, 26 de mayo de 2010

Artículo del P. Martín Lasarte, enviado al New York Times.



AQUÍ OS DEJO, ESTE ACERTADO E INTERESANTE ARTÍCULO. COMPARTO TOTALMENTE TODO LO QUE DICE.
EL DOMINGO CELEBRAMOS EL "CUMPLEAÑOS" DE LA IGLESIA Y A PESAR DE TODAS NUESTRAS MISERIAS Y PECADOS, LA FUERZA DEL ESPÍRITU CONTINUA FORTALECIENDO Y ACOMPAÑANDO A LOS QUE BUSCAMOS CON NUESTRA HUMANIDAD SEGUIR A JESÚS Y SERVIR A LOS HERMANOS .


Querido hermano y hermana periodista:
Soy un simple sacerdote católico. Me siento feliz y orgulloso de mi vocación. Hace veinte años que vivo en Angola como misionero.
Me da un gran dolor por el profundo mal que personas que deberían de ser señales del amor de Dios, sean un puñal en la vida de inocentes.
No hay palabra que justifique tales actos. No hay duda que la Iglesia no puede estar, sino del lado de los débiles, de los más indefensos. Por lo tanto todas las medidas que sean tomadas para la protección, prevención de la dignidad de los niños será siempre una prioridad absoluta.
Veo en muchos medios de información, sobre todo en vuestro periódico, la ampliación del tema en forma morbosa, investigando en detalles la vida de algún sacerdote pedófilo.
Así aparece uno de una ciudad de USA, de la década del 70, otro en Australia de los años 80 y así de frente, otros casos recientes…
¡Ciertamente todo condenable! Se ven algunas presentaciones periodísticas ponderadas y equilibradas, otras amplificadas, llenas de preconceptos y hasta odio.
¡Es curiosa la poca noticia y desinterés por miles y miles de sacerdotes que se consumen por millones de niños, por los adolescentes y los más desfavorecidos en los cuatro ángulos del mundo! Pienso que a vuestro medio de información, no le interesa que yo haya tenido que transportar, por caminos minados en el año 2002, a muchos niños desnutridos desde Cangumbe a Lwena (Angola), pues ni el gobierno se disponía y las ONG’s no estaban autorizadas; que haya tenido que enterrar decenas de pequeños fallecidos entre los desplazados de guerra y los que han retornado; que le hayamos salvado la vida a miles de personas en Moxico mediante el único puesto médico en 90.000 km2, así como con la distribución de alimentos y semillas; que hayamos dado la oportunidad de educación en estos 10 años y escuelas a más de 110.000 niños... No es de interés que con otros sacerdotes hayamos tenido que socorrer la crisis humanitaria de cerca de 15.000 personas en los acuartelamientos de la guerrilla, después de su rendición, porque no llegaban los alimentos del Gobierno y la ONU.
No es noticia que un sacerdote de 75 años, el P. Roberto, por las noches recorra las ciudad de Luanda curando a los chicos de la calle, llevándolos a una casa de acogida, para que se desintoxiquen de la gasolina, que alfabeticen cientos de presos; que otros sacerdotes, como P. Stefano, tengan casas de pasaje para los chicos que son golpeados, maltratados y hasta violentados y buscan un refugio.
Tampoco que Fray Maiato con sus 80 años, pase casa por casa confortando los enfermos y desesperados.
No es noticia que más de 60.000 de los 400.000 sacerdotes, y religiosos hayan dejado su tierra y su familia para servir a sus hermanos en una leprosería, en hospitales, campos de refugiados, orfanatos para niños acusados de hechiceros o huérfanos de padres que fallecieron con Sida, en escuelas para los más pobres, en centros de formación profesional, en centros de atención a seropositivos… o sobretodo, en parroquias y misiones dando motivaciones a la gente para vivir y amar.
No es noticia que mi amigo, el P. Marcos Aurelio, por salvar a unos jóvenes durante la guerra en Angola, los haya transportado de Kalulo a Dondo y volviendo a su misión haya sido ametrallado en el camino; que el hermano Francisco, con cinco señoras catequistas, por ir a ayudar a las áreas rurales más recónditas hayan muerto en un accidente en la calle; que decenas de misioneros en Angola hayan muerto por falta de socorro sanitario, por una simple malaria; que otros hayan saltado por los aires, a causa de una mina, visitando a su gente.
En el cementerio de Kalulo están las tumbas de los primeros sacerdotes que llegaron a la región…Ninguno pasa los 40 años.
No es noticia acompañar la vida de un Sacerdote “normal” en su día a día, en sus dificultades y alegrías consumiendo sin ruido su vida a favor de la comunidad que sirve.
La verdad es que no procuramos ser noticia, sino simplemente llevar la Buena Noticia, esa noticia que sin ruido comenzó en la noche de Pascua. Hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece.
No pretendo hacer una apología de la Iglesia y de los sacerdotes. El sacerdote no es ni un héroe ni un neurótico. Es un simple hombre, que con su humanidad busca seguir a Jesús y servir a sus hermanos. Hay miserias, pobrezas y fragilidades como en cada ser humano; y también belleza y bondad como en cada criatura…
Insistir en forma obsesionada y persecutoria en un tema perdiendo la visión de conjunto crea verdaderamente caricaturas ofensivas del sacerdocio católico en la cual me siento ofendido.
Sólo le pido amigo periodista, busque la Verdad, el Bien y la Belleza. Eso lo hará noble en su profesión.
En Cristo Jesús,

Padre Martín Lasarte, (un misionero salesiano uruguayo en Angola)

Ciao.

2 comentarios:

Mercuzzio dijo...

¡Hola!

En primer lugar, bienvenido a mi blog. Puedes pasarte cuando quieras.

En segundo lugar, enhorabuena por el tuyo. No lo conocía y me he quedado sorprendido.

En tercer lugar, quisiera rectificarte una cosa respecto al comentario que me has dejado.Creo que te has confundido. Jesús, un precioso niño prematuro que nos dejó hace unas semanas y ya es otro santo más en la corte celeste, por el que rezamos con intensidad; no es a quien hago referencia en mi blog, sino al padre de un amigo y compañero de trabajo. Ahora mismo no me acuerdo del enlace al blog donde se habla de Jesús. Puedes preguntárselo a Ángelo de Siete en Familia, que fue quien trasmitió la noticia.

Gracias igualmente. Que nos preocupemos por gente que no conocemos indica la altura de nuestra alma.

Un afectuoso saludo.

Anónimo dijo...

Si. En este caso existe un sacerdote salesiano en Angola llamado Martín Lasarte. Pero no sé si en verdad escribió la carta que se menciona. Supongo que es verdad.
Lo que si es verdad que en el New York Times, cuyos archivos pueden ser consultados desde el año 1851 hasta el presente, no aparece ningún Martín Lasarte... Eso no implica nada, sólo lo que acabo de decir.
Pero, siempre hay un pero, digo lo siguiente:
El señor Ratzinger, fue prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Desde allí, en mayo del año 2001 envió una encíclica a todos los altos dirigentes de la Iglesia Católica, se les advertía a los recipientes de este documento, escrito totalmente en Latín, que debían guardar absoluto silencio sobre su contenido. En el se reproducían las normas que en el año 1962 el Papa Pablo VI había dictado para trasgresiones sexuales en el ejercicio de la confesión. Este cubría todos los aspectos posibles, incluyendo la zoofilia, pero en esta nueva versión se ampliaba a las faltas cometidas en cualquier momento del ejercicio sacerdotal. Estas normas son conocidas como Crimen Sollicitacionis. En ellas se establecen que los crímenes de pedofilia deben ser tratados “dentro” de la Iglesia según las normas del Derecho Canónico, las cuales establecen la prescripción de estas “faltas” a los 5 años del hecho.
Este sólo hecho basta para concluir que hubo una maniobra orquestada, y con pleno conocimiento por actual Papa, monseñor Ratzinger, de lo que estaba pasando. Pero, para peor, se pretendió poner a la Iglesia por encima de las leyes naturales que amparan a las victimas y del Estado donde residen.

Los detalles que empiezan a salir a la luz pública revelan el entramado de una conspiración deliberada para ocultar estos delitos y proteger o librar a los culpables. En algunos casos este secretismo tuvo con consecuencias funestas pues se les permitió a los implicados seguir perpetrando tales atrocidades libremente y sin sanción alguna.
El Informe Ryan es el producto de una investigación de varios años conducida por el departamento de justicia de Irlanda. En él se revela que más de 30.000 (¡treinta mil!) niños fueron abusados y maltratados por monjas y sacerdotes católicos durante varias décadas. El informe recoge más de 1.000 testimonios de estas victimas. La Iglesia Católica trató, durante la investigación, utilizando medios judiciales y presión política detener el proceso.
En USA se han acusado a 4.392 sacerdotes por abuso sexuales a 10.000 niños. De todos estos tan sólo 6.700 casos han sido procesados, principalmente por que los violadores ya han fallecidos. En el estado de Texas se intentó que el mismo Benedicto XVI atestiguase en un juicio de abusos a menores. El caso llegó al Departamento de Estado, en ese momento bajo la administración Bush jr., se encontraba allí la señora C. Rice, la cuál pidió y logró inmunidad para el papa
Ya en Alemania, España y México se comienzan a develar situaciones similares... No continúo para no cansarlos.
¿A qué viene todo lo anterior?
Que nada nos dice la vida pía de algunos sacerdotes con lo que estamos hablando. ¿Pretende Lasarte a caso que no se juzguen estas felonía agravadas por que hay sacerdotes buenos?, si esto es así, es un cínico manipulador.
Esto no son faltas de unos “pocos”, como se nos quiere hacer ver. Y si así lo fuese, esto no exculpa a los perpetradores de tan horrendos crímenes, ni a quienes deliberadamente se han conjurado para ocultarlos o negarlos, entre ellos el señor Ratzinger.
Quien ha perdido la visión de conjunto y la objetividad es el padre Martín Lasarte. Pretende que llevemos la vista hacia otro lado por que él está en Angola haciendo una labor humanitaria, no exclusiva, por cierto, de las personas religiosas.
El padre Martín Lasarte es un cómplice pasivo de estos horrores.
Yo pretendo que no sea así.