El ser humano es limitado por naturaleza.
Somos limitados para entender los misterios del universo.
Somos limitados en nuestras capacidades.
Somos limitados en nuestra salud.
Somos limitados en nuestra vida.
Es esta limitación personal la que nos lleva a buscar a ALGUIEN que esta más allá de nuestras capacidades; Alguien que nos puede dar una respuesta satisfactoria a cada una de nuestras necesidades.
En los tiempos en que Cristo estuvo en la tierra, vemos que aquellos que padecían diversas dolencias, los afligidos por diversas enfermedades, los atormentados, los endemoniados, los paralíticos... acudían a su encuentro para ser curados de sus males.
Personas que llegaron a entender que en Cristo estaba la solución a sus limitaciones personales y por eso le buscaron.
Así también nosotros, desde el momento que buscamos a Cristo nos damos cuenta que somos necesitados y que es buscándole a Él cuando obtendremos una respuesta satisfactoria.
Dos de las muchas limitaciones, que abundan en muchos cristianos de nuestra época es, que espiritualmente hablando sufren “Parálisis y Cojera”.
Una persona paralítica es aquella que tiene la incapacidad de levantarse por si misma por la carencia de fuerza en sus piernas; igualmente sucede en la vida cristiana: Nosotros por si solos no tenemos la fuerza necesaria para dejar los estorbos que impiden mantenernos firmes en los preceptos que Dios nos ha dejado en su Palabra.
Mientras no reconozcamos esta limitación, mientras no tengamos el deseo de salir de ella y no creamos que Dios nos la puede quitar, entonces seguiremos en nuestra parálisis espiritual.
Es necesario declarar que somos incapaces e impotentes delante de Dios para levantarnos y que lo único que nos puede capacitar para hacerlo, es la acción poderosa del Espíritu Santo obrando en cada uno de nosotros.
Si nos referimos a la cojera. Una persona coja tiene la incapacidad de caminar correctamente. Tres síntomas de estas incapacidades es que camina lento, se desvía del camino y retrocede ante los caminos difíciles.
¿Quién es un cristiano que camina lento? Es aquel que a pesar de estar conociendo la Palabra de Dios y de reunirse en la Iglesia para celebrar su fe, no ha crecido en su vida espiritual y que aún no refleja los frutos que Dios espera de él.
Lo que ha contribuido en ese estancamiento es su incredulidad. Ha llegado a creer que Dios es incapaz de hacer transformaciones profundas y radicales en su vida. Recuerda que siempre que Cristo iba sanar a alguien siempre le demando la fe.
¿Quién es el cristiano que se desvía del camino? Es aquel que es propenso a desviarse de los mandatos escritos en la Biblia porque se deja llevar por sus propios criterios o por las influencias que la sociedad introduce como válidos.
El cristiano que así procede , está en abierta rebeldía a lo establecido en la Biblia como la única norma de fe y conducta.
El cristiano que así procede , está en abierta rebeldía a lo establecido en la Biblia como la única norma de fe y conducta.
Obviamente que esta acción traerá consecuencias dolorosas y lamentables en su vida.
¿Quién es el cristiano que retrocede? Es aquel que después de haber conocido la perfecta voluntad de Dios y andado por ella, decide volver atrás.
Es aquel que añora su antiguo estilo de vida como los israelitas que iban en el desierto.
Es aquel que reniega de la voluntad de Dios.
Es aquel que siembra rencillas entre su prójimo.
Es aquel que con sus palabras y acciones refleja una vida reprobable ante Dios.
Es aquel que echa por la borda todo lo que había adquirido en Cristo.
Es aquel que se acobarda ante el camino angosto que lleva a la vida y prefiere volver al camino ancho de las oportunidades de pecar.
Satanás está interesado en que nos mantengamos en la parálisis y la cojera o que volvamos a ellas una y otra vez.
Él está trabajando continuamente para ese propósito. Sus estrategias son astutas y atractivas.
Pero el interés de Dios es…
QUE NOS LEVANTEMOS de nuestra parálisis espiritual, por lo que debemos de clamar continuamente por la acción del Espíritu Santo en nosotros.
QUE CREAMOS que es poderoso para hacer cambios radicales en todas las áreas de nuestra vida, que es poderoso para hacernos crecer a la estatura de Jesús.
QUE OBEDEZCAMOS incondicionalmente su voluntad revelada en la Biblia aunque por ello recibamos burla y rechazo.
QUE AVANCEMOS aún en medio de toda oposición y tentación.
Siguiendo estos cuatro pasos seremos libre de toda parálisis y cojera espiritual.
Es así como seremos testigos del poder de Dios sobre nuestras limitaciones humanas.
¿Deseas ahora experimentar el poder de Dios en tí?
Ciao.
Es aquel que añora su antiguo estilo de vida como los israelitas que iban en el desierto.
Es aquel que reniega de la voluntad de Dios.
Es aquel que siembra rencillas entre su prójimo.
Es aquel que con sus palabras y acciones refleja una vida reprobable ante Dios.
Es aquel que echa por la borda todo lo que había adquirido en Cristo.
Es aquel que se acobarda ante el camino angosto que lleva a la vida y prefiere volver al camino ancho de las oportunidades de pecar.
Satanás está interesado en que nos mantengamos en la parálisis y la cojera o que volvamos a ellas una y otra vez.
Él está trabajando continuamente para ese propósito. Sus estrategias son astutas y atractivas.
Pero el interés de Dios es…
QUE NOS LEVANTEMOS de nuestra parálisis espiritual, por lo que debemos de clamar continuamente por la acción del Espíritu Santo en nosotros.
QUE CREAMOS que es poderoso para hacer cambios radicales en todas las áreas de nuestra vida, que es poderoso para hacernos crecer a la estatura de Jesús.
QUE OBEDEZCAMOS incondicionalmente su voluntad revelada en la Biblia aunque por ello recibamos burla y rechazo.
QUE AVANCEMOS aún en medio de toda oposición y tentación.
Siguiendo estos cuatro pasos seremos libre de toda parálisis y cojera espiritual.
Es así como seremos testigos del poder de Dios sobre nuestras limitaciones humanas.
¿Deseas ahora experimentar el poder de Dios en tí?
Ciao.
2 comentarios:
Bonita entrada. Son valores que se están perdiendo en nuestra sociedad. ¡Que Dios se apiade de nosotros!
Gracias Lucía. Un beso grande
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