miércoles, 22 de septiembre de 2010

Entre la felicidad y la tristeza



Quizás, el mayor problema existencial de las personas es la vida misma. Incluso, podríamos decir que, esa crisis que, según los psicólogos, se inicia en la niñez y nos marca para toda la vida, tiene una gran vinculación con esto de darse cuenta de que, lo que sucederá en el futuro, por más cercano que está, es una incógnita, sin importar el tiempo que hayamos utilizado en planificarlo.

John Lennon, diría que "la vida es aquello que transcurre mientras estamos ocupados haciendo otras cosas".

Por ejemplo, mientras pensamos en lo que haríamos cuando terminemos los estudios, cuando equis persona nos declare su amor, cuando nos independicemos, etc.
En muchos casos, aquella felicidad que comienza a tener forma a lo lejos, es lo que pospone la felicidad inmediata.
Y en otros, la felicidad de este momento es propia de ir transitando el supuesto camino correcto hacia ese mismo bienestar futuro.

La mirada optimista de aquellos dijo que “siempre que llovió paró”.
Y, otros menos optimistas, habrán balbuceado frases sobre la felicidad como: que “es un bien momentáneo, hasta que desaparece”, o que “no existe”.
De lo que sí se encargaron, ambos, es de darle vida a algo que no lo tiene.

La tristeza como en la lluvia, viene nos moja y se va. En un hecho tan real y cotidiano que nadie se plantea la idea de echarla o, si resulta imposible luchar contra los factores climáticos, taparla para seguir caminando en un sentido concreto, inventado o improvisado.

La felicidad, por su parte, es como el juguete en el hijo único. Siendo objeto de futura felicidad mientras el niño lo ve expuesto dentro de una vidriera colorida, pierde su valor cuando llega a sus manos.

¡Cuántos cometen el error de suponer que la felicidad es la mera satisfacción de deseo!

Y entre la felicidad y la tristeza, estamos nosotros. Oscilando, tambaleándonos, dudosos y sin saber muy bien como alcanzarla. Incluso sin haberle puesto un significado verdadero y subjetivo a cada uno de esos términos, para poder identificarlos y alcanzarlos.
Entre la felicidad y la tristeza, solo hay un paso. De nosotros depende, saber darlo y saber poner "al mal tiempo buena cara", cuando la tristeza nos aceche.
Como el agua de lluvia, debemos pensar que pasará, y entonces podremos ver brillar de nuevo el sol.

Ciao.

2 comentarios:

Ser feliz dijo...

Muy bueno! Muchas gracias por compartirlo!

lojeda dijo...

Muchas gracias por tu comentario. Gracias a ti por la visita.