viernes, 25 de febrero de 2011

Por supuesto que nos vamos a manifestar


Lo que ahora vais a leer, es el testimonio que he encontrado en la página de Hazte Oír, http://www.hazteoir.org/alerta/36037-gran-manifestacion-en-madrid-sera-acto-central-dia-internacional-vida-en-espana, en el enlace de la convocatoria que nos hacen para celebrar el 25, 26 y 27 de Marzo las concentraciones y marchas por la vida que todos los años Derecho a Vivir celebra, con motivo de ser el 25 de Marzo la festividad de la Encarnación de Jesús.
Cada año, y con motivo de esta gran fiesta para nosotros los católicos, Derecho a Vivir, invita a sus amigos y simpatizantes, a salir a la calle, para pedir y reivindicar, que deroguen esta ley asesina, que está acabando con la vida de millones de inocentes en todo el mundo.

Os dejo el comentario de Juanlopez, para que podáis descubrir que la ciencia no es infalible, y que en este país, por el más mínimo riesgo para el feto, y para evitarle el sufrimiento en vida, los médicos (¿matarifes?) lo que aconsejan es cargarse al bebé, y no salvar su vida. Gracias a Dios la niña se salvó y hoy pueden disfrutar sus padres de ella.

El título del comentario es: por supuesto que... y dice así:


Juanlopez, por supuesto que nos vamos a manifestar por la mujer y por su vida. Ahora, tu planteamiento, lo veo irreal.
Hoy en día la Medicina ofrece el suficiente avance como para que no se plantee la disyuntiva que planteas, respecto a la salud materna, y la cirugía prenatal ha avanzado hasta límites increíbles, de modo que es perfectamente posible velar por la salud de ambos.
Por cierto, que en tu máxima ignoras por completo los graves riesgos de por vida que entraña el aborto para la mujer: que no es sacarse una muela, como nos muestran valientes testimonios de mujeres que abortaron y comparten su drama para intentar abrir tantos ojos ciegos...
Pero, en última instancia, me pones los pelos de punta: ¿quién se cree capaz para determinar que una vida es superior a otra? ¿Es el no nacido el culpable del horrendo crimen que entraña una violación, es a él el que merece ser castigado, y hasta el extremo de aplicarle la pena de muerte? ¿Por un diagnóstico prenatal, que por ende puede ser errado, está legitimado matar a otro ser humano? Y, ¿es que por el hecho de que alguien esté muy enfermo o padezca una dolencia grave -y repito, en este caso además el diagnóstico es prenatal-, ya puede ser eliminado? ¿Quién te dice que el bebé no va a vivir? ¿Y quién te dice que con el avance de la Medicina actual, por muy grave que sea su enfermedad, no puede curarse o paliarse? ¿Quién se cree capaz de sentar cátedra sobre que un enfermo o un discapacitado es menos digno que el que no sufre mal alguno? ¿Quién, en definitiva, está legitimado para definir la "pureza de la raza", y en orden a ello decidir quién tiene derecho a la vida y quién debe ser eliminado?
Conozco un caso: el de una madre a la que se le indicó a las 12 semanas que su embarazo era de alto riesgo; a ello se sumaba que el bebé era pequeño, y se la planteó abortar, trivializando el tema: ya tendría otras oportunidades de quedarse embarazada, en las que no presentaran esos problemas ni riesgos. La madre negó a la ginecóloga que fuera a abortar, sorprendida y dolida de que ante la primera dificultad ya se le planteara eliminar al bebé, y encima con con esa frialdad o "naturalidad"; y cambió su atención médica a la de un equipo con el que se viera apoyada en su decisión de seguir adelante con su embarazo.
Ciertamente tuvo la fortuna de encontrarlo, apoyo que se sumaba al de su propia familia, que ciertamente es de lo que carecen muchas mujeres.
Ya con el nuevo equipo, a las 28 semanas notó como su bebé, que era muy inquieto, apenas se movía en su seno. Fue a Urgencias: el bebé presentaba un retraso gestacional de dos semanas -su desarrollo equivalía pues a 26 semanas-; en la ecografía de urgencia se comprobó la pérdida de líquido amniótico hasta hacer inviable el embarazo a término. La monitorización del bebé indicó que el latido era cada vez más débil: las funciones vitales empezaban a fallar, se diagnosticó grave riesgo para la vida del feto de continuar la gestación, por más que se guardara reposo absoluto.
Pero con el parto provocado, como se le explicó a la madre, el bebé ofrecía también muy escasas posibilidades de vivir, dada su gran prematuridad y su deficiente desarrollo gestacional; además, se les informó a los padres de que seguramente el bebé quedaría ciego, y/o sordo, y/o sufriría graves retrasos neurológicos o psíquicos, de movilidad...
La madre fue intervenida de urgencia. Fue una niña. Nació muerta, pero el equipo médico la logró reanimar. Pesaba 728 gramos y cabía en la palma de la mano de su padre; los riesgos de que muriera o de sufrir graves males seguían ahí, como le confirmaron a los padres tras nacer la pequeña. Se iniciaron entonces cuatro interminables meses que el bebé pasó en una incubadora de la unidad de neonatos del hospital.
Pero tan pequeña, y con tantas ganas de vivir... Cada día que pasaba, la niña asombraba venciendo una complicación o un riesgo nuevo, dando sus pequeños pasos por aferrarse a una vida por la que pocos apostaban, como queriendo demostrar que ella era la primera que iba a luchar, la primera en demostrar sus ganas de vivir... Quienes fueron testigos de ello -médicos, enfermeras y los propios padres- así lo recuerdan. Sus pequeñas fuerzas cada día se hicieron mayores.
Hoy esa niña tiene cuatro años. Es preciosa y sin ninguna deficiencia grave. Sí presenta aún discapacidad, sobre todo psíquica, pero la va venciendo cada día con la ayuda de su familia, y de los apoyos sociales, escolares y médicos que ha tenido la suerte de encontrar y de disfrutar. Aunque de haber tenido cualquier grave deficiencia, de entre las muchas que se le aventuraron, no sería menos amada, te lo aseguro, ni tampoco daría ella menos amor.
Esa niña es mi hija, y doy gracias por ella cada día.
Cuando la miro a los ojos me pregunto: ¿Cómo podría haberme arrogado yo el derecho a acabar con tu vida? Es mucho que me ha enseñado desde una caja de cristal, cuando aún no la podía ni tocar, sobre cómo el más indefenso es capaz de superarse y protagonizar la lucha más feroz por sobrevivir... Te podría contar mil y un detalles, de verdad...
Te lo aseguro, por mi experiencia: sólo la soledad y la falta de alternativas pueden hacerme comprender que una madre, ante esta clase de situaciones y otras más graves, opte en un momento de desesperación por abortar. Por eso me voy a manifestar en Madrid el día 26: para que toda mujer tenga lo que yo tuve, para que ninguna se vea abocada al drama que para cualquier mujer entraña abortar, para que todo ser humano tenga derecho a vivir, y que todo no nacido tenga la oportunidad y que tuvo mi hija, que vive a tope cada día.

Ciao.

No hay comentarios: