miércoles, 27 de abril de 2011

X TANTOS



De nuevo nos encontramos próximos a hacer la Declaración dela Renta y de nuevo se nos pide desde la Conferencia Episcopal que marquemos con una X, la casilla de la Iglesia Católica.
Este gesto que no cuesta nada, significa mucho para la Iglesia, porque esto supone de una serie de ingresos que irán destinados a su mantenimiento.

Como botón de muestra, aquí os dejo una serie de datos tomados de su página oficial http://www.portantos.com/

Lo que somos:
La razón de ser principal de la Iglesia es el anuncio del Evangelio de Jesucristo a todos los hombres.

Millones de católicos en todo el mundo viven el Amor de Dios y predican la Buena Noticia, lo que les lleva a reconocer en el prójimo el rostro de Cristo, de manera particular, en los más necesitados y a desarrollar una enorme labor (social, educativa, asistencial, etc) que repercute en beneficio de la sociedad.

La Iglesia Católica en España se divide territorialmente en 69 diócesis, “Donde se encuentra y opera verdaderamente la Iglesia de Cristo” (Concilio Vaticano II).

Las diócesis están divididas en Parroquias. Hay en España unas 22.000.

Existen 13.000 Órdenes y Congregaciones religiosas, 800 Monasterios de Clausura y miles de Hermandades, Cofradías, etc.

La Conferencia Episcopal Española es una “Institución permanente integrada por los Obispos de España, en comunión con el Romano Pontífice para el ejercicio conjunto de algunas funciones pastorales del Episcopado Español”. (Estatutos art. 1, 1), esto no quiere decir que sea una “gran diócesis” que abarque a las demás, cada una tiene su autonomía.

Existen otras Instituciones y Organismos Supradiocesanos como el Arzobispado Castrense, Universidades Pontificias, Universidades católicas, etc.

La nunciatura Apostólica es el Organismo que representa a la Santa Sede en España.

En total, existen unas 40.000 Instituciones eclesiásticas en España, compuestas por cientos de miles de personas que viven en comunión con la Iglesia y trabajan para hacer el bien a sus semejantes. Todas estas entidades operan con la autonomía que les reconoce la normativa canónica. No existe por tanto un único órgano de decisión, ni el ámbito organizativo ni en el económico.

Lo que hacemos:

La Iglesia contribuye al desarrollo cultural y educativo de sus miembros, así como al crecimiento de la persona con múltiples iniciativas y centros de educación y enseñanza.

Los misioneros de la Iglesia Católica, repartidos por todo el mundo, predican el Evangelio de Jesucristo. Es precisamente la experiencia del Amor de Dios, que viven y predican, la que les lleva a reconocer en el prójimo el rostro de Cristo, de manera particular en los más necesitados.
A menudo reconocemos el testimonio heroico de misioneros que mantienen su compromiso con hombres y mujeres de zonas que viven situaciones de guerra y extrema dificultad: hambrunas, persecuciones, etc. y que, en ocasiones, ponen en peligro su vida por llevar a cabo su misión.

La vida de la Iglesia como comunidad cristiana da lugar a múltiples asociaciones y a un amplio voluntariado que promueve actividades sociales tanto de ámbito religioso (movimientos apostólicos y cofradías) como civil. Estas actividades contribuyen al bien común con su respuesta a las más variadas realidades y necesidades sociales.

La Iglesia a lo largo de la Historia ha creado un patrimonio cultural y artístico que configura la imagen de nuestras ciudades y pueblos y que es expresión de su fe. En sus diferentes planos de actuación, la Iglesia mantiene, restaura y sigue desarrollando y creando los necesarios e imprescindibles bienes muebles e inmuebles para el desarrollo de su actividad.

Algunas cifras:

Atención religiosa a:

315.000 niños que reciben el Bautismo cada año.
Más de 120.000 parejas que se han casado por la Iglesia en este año.
10 millones de católicos que asisten a Misa cada domingo.
Cientos de miles de voluntarios que colaboran en acciones pastorales y/o son miembros activos de Asociaciones y Cofradías.
La Iglesia atiende también a:

Cerca de 1.400.000 niños que asisten a centros educativos de la Iglesia.
Más de 200.000 inmigrantes en distintos Servicios y Centros.
Los privados de libertad de 77 cárceles españolas.
Más de 50.000 niños y jóvenes de educación especial.
Más de 25.000 huérfanos.
Más de 57.000 ancianos.

La Iglesia trabaja a diario en:

Más de 200 centros hospitalarios, ambulatorios y dispensarios.
876 casas para ancianos, enfermos crónicos, inválidos y minusválidos.
Cerca de 900 orfanatos y centros para la tutela de la infancia.
Más de 300 guarderías.
365 centros especiales de educación o reeducación social.
144 centros de caridad y sociales y 300 consultorios y centros para la defensa de la vida y la familia.
147 países donde están cerca de 18.000 sacerdotes, religiosos, religiosas y seglares en misiones.

Lo que nos mueve:
El amor al prójimo enraizado en el amor a Dios es ante todo una tarea para cada fiel, pero lo es también para toda la comunidad eclesial, y esto en todas sus dimensiones: desde la comunidad local a la Iglesia particular, hasta abarcar a la Iglesia universal en su totalidad.
También la Iglesia en cuanto comunidad ha de poner en práctica el amor. En consecuencia, el amor necesita también una organización, como presupuesto para un servicio comunitario ordenado. La Iglesia ha sido consciente de que esta tarea ha tenido una importancia constitutiva para ella desde sus comienzos: « Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común; vendían sus posesiones y bienes y lo repartían entre todos, según la necesidad de cada uno» (Hch 2, 44-45). DCE 20

a) La naturaleza íntima de la Iglesia se expresa en una triple tarea: anuncio de la Palabra de Dios (kerygma-martyria), celebración de los Sacramentos (leiturgia) y servicio de la caridad (diakonia).
Son tareas que se implican mutuamente y no pueden separarse una de otra. Para la Iglesia, la caridad no es una especie de actividad de asistencia social que también se podría dejar a otros, sino que pertenece a su naturaleza y es manifestación irrenunciable de su propia esencia.

b) La Iglesia es la familia de Dios en el mundo. En esta familia no debe haber nadie que sufra por falta de lo necesario. Pero, al mismo tiempo, la caritas-agapé supera los confines de la Iglesia; la parábola del buen Samaritano sigue siendo el criterio de comportamiento y muestra la universalidad del amor que se dirige hacia el necesitado encontrado «casualmente» (cf. Lc 10, 31), quienquiera que sea. DCE 25

Ciao.








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