Mi Dios, toda la muerte se puede
transformar en vida,
me lo has enseñado con tu Resurrección.
El dolor, el sufrimiento, los errores,
las malas experiencias,
todo lo negativo,
puede dar paso a algo positivo si sabemos
hacerlo revivir,
si sabemos aprender la lección,
si sabemos crecer con lo que vivimos.
En la Pascua, me gusta recordar
que si muero a mi egoísmo,
puedo renacer a la generosidad,
al «nosotros», a la amistad, al compañerismo.
Si hago morir en mí el miedo,
puede renacer en mí la fuerza,
la valentía, el convencimiento, la verdad.
Si hago morir en mí el orgullo,
puede renacer el perdón, la reconciliación,
la misericordia y la ternura.
Toda la muerte puede dar paso a la vida.
Me lo enseñas Tú, Jesús, en tu Resurrección.
Si muero al pecado, puedo renacer
a un encuentro continuado en tu amor,
a un encuentro constante contigo y con los demás.
Quiero que esta Pascua sea la celebración
de todo lo bueno, todo lo positivo, todo
lo que tu Resurrección me ha regalado.
Quiero que sea la celebración de la alegría,
de la esperanza, del encuentro.
Quiero que esta Pascua sea la celebración
de la vida, en la vida, por la vida.
Quiero que esta Pascua sea la celebración de tu Amor,
que triunfa sobre todo,
también sobre la muerte, y me regala,
cada día, una nueva vida. Amén.
Ana Prieto / Manuela Guzmán
Ciao.
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