En cierta ocasión, un hombre caminaba por la playa en una noche de luna llena. Iba pensando de esta forma:
Si tuviera un auto nuevo, sería feliz.
Si tuviera una casa grande, sería feliz.
Si tuviera un excelente trabajo, sería feliz.
Si tuviera la pareja perfecta, sería feliz, cuando tropezó con una bolsita llena de piedras.
Comenzó a arrojar las piedras una por una al mar cada vez que decía: Sería feliz si tuviera…
Así lo hizo hasta que solamente quedó una piedrita en la bolsita, que decidió guardar.
Al llegar a su casa percibió que aquella piedrita era en realidad un diamante muy valioso.
¿Te imaginas cuántos diamantes arrojó al mar sin detenerse a pensar?
Así actúan muchas personas, arrojan sus preciosos tesoros por estar esperando lo que creen perfecto o soñado y deseando lo que no tienen, sin darle valor a lo que tienen cerca de ellos.
Estoy más que convencida, que si miramos a nuestro alrededor y nos detienemos a observar, notaremos lo afortunados que somos.
En nosotros esta la felicidad. Debemos observar muy bien cada piedrecita que tenemos, porque puede ser un diamante muy valioso.
Cada día, nuestra familia, nuestros amigos, nuestro trabajo y hasta nuestros mismos sueños pueden ser considerados un diamante muy valioso para nosotros.
Nunca dejemos de soñar o anhelar cosas más grandes, pero, valoremos lo que hasta hoy tenemos y lo que Dios nos dio.
Ciao.
3 comentarios:
Y cuantos diamantes tiramos en el dia! preciosa reflexión y encantada de venir por aqui.
Yo pienso que todo lo que tenemos es un diamante, aunque a veces nos cuesta verlo. Ante circunstancias que me desagradan intento ver qué de bueno me aportan, porque no me cabe duda de que todo nos aporta mucho bueno. A veces cuesta verlo, pero cuando lo ves la sorpresa es mayor.
Gracias LAH, veo que es la primera vez que entras en el blog y te agradezco tus palabras.
Bea, gracias a ti también por tu comentario.
Es verdad, que no solemos descubrir los tesoros que tenemos a nuestro alrededor y solemos ir descartándolos esperando la gran joya, y nunca apreciamos esas pequeñas joyitas que se nos van regalando a diario.
Un besazo a las dos.
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