domingo, 22 de mayo de 2011

Una alternativa al aborto en Jaén. Por Álvaro Domíguez.



El pasado mes de Julio de 2010 entró en vigor la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo (“IVE”), según la cual, éste puede solicitarse en las primeras 14 semanas de gestación, a petición de la mujer, y por determinadas causas con diferentes plazos que más adelante enumeraré. Además, en el caso de las mujeres de 16 y 17 años, el consentimiento les corresponde sólo a ellas. Esta reforma-ampliación de la ley del aborto ha provocado una llamativa respuesta ciudadana que, en el caso de nuestra provincia, ha dado lugar a la creación de la Plataforma de Ayuda a la Mujer Embarazada, una plataforma formada en su mayoría por ciudadanos voluntarios que luchan por la defensa de la Vida, que pretende que ninguna mujer aborte por sentirse sola o sin medios.

En esta nuestra sociedad, donde tenemos acceso a todo tipo de información, hay mucho desconocimiento sobre las consecuencias del aborto para la mujer (el llamado Síndrome Postaborto). Incluso sobre lo que es, realmente, un aborto. No quiero extenderme, ni herir la sensibilidad de ninguno de los lectores de mi artículo, que espero seáis muchos, explicando cómo se mata a estos seres humanos (seres vivos, y, por supuesto, también seres humanos), pero podéis encontrar más información consultando la web de Derecho a Vivir Jaén: www.davjaen.org. En esta página se pueden leer también las consecuencias médicas y psicológicas del aborto.

Sorprende aún más este desconocimiento entre los profesionales sanitarios. Recibimos tanta información que, como mecanismo de defensa, no prestamos a todo la misma atención. Ejercicio éste, por otra parte, necesario. Pero algunas cosas sí requieren de nuestra atención, y muchas, de nuestra repulsa. No podemos dejar que todo pase ante nosotros con indiferencia. No algunas cosas.

La realidad es que, cuando una mujer embarazada llega su centro de salud, inmersa en un halo de confusión, miedo y soledad, se le entrega (en cumplimiento de la ley) una documentación y se le dice que, desde ese momento, tiene un plazo mínimo de 3 días para reflexionar. “Cuando la solicitud de la IVE sea a petición de la mujer, es obligatorio un plazo de reflexión de 3 días desde la entrega de la información hasta la intervención” (tríptico de la Junta de Andalucía, “Interrupción voluntaria del embarazo (IVE)”). Para ser exactos, se les entregan 2 sobres, un documento para la derivación desde los centros sanitarios y un tríptico. Este último, al que acabo de referirme, explica que “La interrupción voluntaria del embarazo es un procedi-miento para finalizar el embarazo. Se realiza por profesionales de la medicina especializados o bajo su dirección, con una técnica adecuada y siguiendo los criterios de calidad sanitaria”. Aquí acaba la explicación de qué es un aborto. Pasa, a continuación, a explicar cuándo se puede solicitar: “A petición de la mujer en las primeras 14 semanas de gestación. Cuando exista grave riesgo para la vida o la salud de la mujer hasta las primeras 22 semanas de gestación. Que exista riesgo de graves anomalías en el feto hasta las primeras 22 semanas de gestación. Cuando existan anomalías fetales incompatibles con la vida. Cuando se detecte en el feto enfermedad extremadamente grave e incurable en el momento del diagnóstico”. Explica este tríptico que existen varios métodos para interrumpir el embarazo, según las semanas de gestación y la situación de cada mujer, que “son instrumentales o quirúrgicos y farmacológicos según la OMS”.

Lo que no explica son los métodos ni lo que conllevan. Y llama la atención que en ningún momento aparezca la palabra “aborto provocado”, siempre “IVE”.

Además de este tríptico, reciben un sobre con los “Derechos, ayudas, beneficios y pres-taciones públicas al embarazo, parto, post-parto, nacimiento, cuidados y atención de los hijos e hijas en Andalucía”. (Art. 14 Ley Orgánica 2/2010, de 3 de Marzo). La información contenida en este sobre es muy general. Se limita a una enumeración, con una breve explicación en algún caso, de los siguientes aspectos: Ayudas públicas para mujeres embarazadas y cobertura sanitaria durante embarazo y parto. Derechos laborales vinculados al embarazo y a la maternidad. Prestaciones y ayudas públicas para el cuidado y atención de los hijos/as. Beneficios fiscales, incentivos y ayudas al nacimiento. Centros de información y asesoramiento de anticoncepción, sexo seguro e IVE. Protección frente a la discriminación.

El otro sobre se titula “Derechos, ayudas, beneficios y prestaciones públicas de apoyo a la autonomía de las personas con discapacidad y red de organizaciones sociales en Andalucía” (Art. 15 Ley Orgánica 2/2010, de 3 de Marzo), y estos son sus apartados: Prestaciones de ca-rácter económico. Prestaciones del sistema para la autonomía y atención a la dependencia (SAAD). Reconocimiento del grado de discapacidad. Beneficios fiscales. Empleo. Transportes. Otras prestaciones (Título de familia numerosa; en materia de Educación; en materia de Vi-vienda). Programa de atención temprana. Organizaciones sociales representantes de las personas con discapacidad.

El documento para la derivación desde los centros sanitarios acredita la fecha de entrega del sobre informativo y la pertenencia de la usuaria al SSPA, así como la financiación a través del SAS de su aborto provocado.

¿Verdaderamente esta información es útil, toda concentrada en una hojita? ¡Pero si se aburre uno con sólo leer los títulos! Muchos sospechamos que la mayoría de estas mujeres no leen esta información. Lo que quieren es la inmediatez, que se resuelva su “problema” cuanto antes. No quieren pensarlo mucho, para no ser conscientes de que van a matar a su hijo. Es ésta otra razón que debería inducir a quienes les atienden a dedicarles algo más de tiempo. La mayoría, antes o después, tendrá secuelas psicológicas, remordimientos y secuelas físicas en otros casos. Pero se encuentran con que nadie les explicó que esto podía pasarle. Y a muchas tampoco se les explica que hay alternativas al aborto, como puede ser la adopción, o que existen asociaciones que pueden ayudarles si están solas, o no tienen medios económicos, o si temen perder su trabajo al comunicar que están embarazadas. Algunos se defienden alegando que todo el mundo sabe que se puede dar al niño en adopción. Pero no es así. Y, para muchas, el problema es el embarazo en sí.

Comentan los que se encuentran en primera fila, que se ven obligados a informar de los supuestos legales que permiten abortar. Lo llaman “derecho”. Pero no debemos olvidar que no es un derecho de la mujer, porque nadie puede tener el derecho absoluto sobre la vida de otro. Se dan muchas facilidades si se decide abortar. Se le tramita el papeleo y en unos días tiene fecha y hora para poner punto y final. Pero, insisto, una gran parte de estas embarazadas sólo necesitan un empujón, una ayuda, un apoyo, para seguir adelante. Y lo único que encuentran -afortunadamente no en todos los casos- es un sobre con información que no van a entender por completo, y que es toda la información que van a tener, para decidir si su hijo debe vivir o no. Y no perdamos de vista el estado de confusión de estas personas en ese momento. Ni tampoco el hecho de que, aunque resulta increíble, muchas no saben leer ni escribir. Y a lo que realmente sí que tienen derecho es a ser correctamente informadas, a ser tratadas como seres humanos que acuden a la consulta del médico para buscar una solución a su problema. De todos es sabi-do que el médico es también psicólogo, un hombro en el que llorar, un confesor. A pesar de lo deshumanizado de la Medicina del día de hoy, los pacientes siguen apoyándose en nosotros para lo que atañe a su salud. O quiero pensar que es así. Y deseo que así siga siendo.

Como médico, siento la obligación ética de proteger la vida. Decía Marañón, que “la obligación del médico es curar, aliviar y consolar”. Todos los médicos, o la mayoría, de una u otra manera el conocido Juramento Hipocrático donde claramente se apuesta por proteger la vida. Provocar un aborto, o colaborar con los trámites que llevan a abortar es ¿proteger la vida? ¿Realmente alguien cree que ayuda a esa mujer a la que se provoca un aborto? ¿Las clínicas abortistas, pagadas con dinero público, actúan de forma altruista? ¿Alguien estudió la carre-ra teniendo como vocación matar seres indefensos? Por desgracia, puede que así sea hoy en día.

En España somos muchos los que creemos que merece la pena luchar por la Vida. Algunas asociaciones llevan años haciéndolo, otros nos hemos incorporado hace poco. Hace un tiempo, en Jaén, a alguien se le ocurrió aunar esfuerzos y trabajar de forma conjunta. Fue en-tonces cuando empezó a tomar forma lo que ahora se llama PLATAFORMA DE AYUDA A LA MUJER EMBARAZADA. Esta Plataforma la formamos la Delegación Diocesana de Fa-milia y Vida, Cáritas Diocesana, Adevida, Hermanas de la Consolación y Derecho a Vivir. Son todas ellas asociaciones que funcionan básicamente gracias al trabajo de volunta-rios, unos religiosos, otros laicos. Esta Plataforma tiene un teléfono de atención durante las 24 horas: 659 516 354. Teléfono al que, dicho sea de paso, se puede llamar también para ofrecerse como colaborador. Cada una de las asociaciones tiene un campo de acción concreto, y ahora se trabaja de forma coordinada. Las personas que reciben la llamada ponen en contacto a la embarazada con voluntarios que le acompañarán el tiempo que dura su embarazo, existiendo la posibilidad de vivir en un piso de acogida hasta que el hijo cumpla los 3 años de edad. La presentación pública de la Plataforma se hizo en el mes de Julio de 2010, y desde entonces, ya han nacido 2 nuevas personitas y se está acompañando en la actualidad a 8 embarazadas.

Creo que esta Plataforma es necesaria en nuestra deshumanizada sociedad. Debemos prestar algo más de atención a nuestros pacientes. A pesar de que algunas consultas sean de 3 minutos, ó de 5 minutos. Acumularemos más retraso, cierto. Pero lo que no podemos consentir es que, tras abortar, alguien nos diga: “yo creía que intentarían convencerme de que no abortara”, como hace unas semanas me decía, llorando, una paciente a la que conocí unos días después de haber abortado. ¿No dedicamos nuestro tiempo a explicar qué es la diabetes, y cómo hacerse sus controles de glucemia, por poner un ejemplo? ¿Por qué no emplear unos minutos en explicar lo que es el aborto, y cuáles pueden ser sus consecuencias? ¿Y por qué no explicarles que hay alternativas, que no tiene que pasar estos momentos en soledad?

Debe decidir lo que quiere hacer, pero sabiendo todos los pros y contras de su decisión. No me parece bien que todo sea tan fácil para abortar, y tan difícil que se les explique que hay alternativas al aborto. Se sea o no objetor, creo que esta Plataforma puede ayudarnos a cumplir con nuestra obligación ética y moral de lo que es SER MÉDICO.



Álvaro Domínguez Arranz
Médico y voluntario de Derecho a Vivir Jaén

Ciao.

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