
Las vacaciones escolares ya las tenemos entre nosotros y a nuestros hijos descansando de un curso escolar, agotador para algunos, y más relajado para otros.
Atrás han quedado los madrugones, las prisas, el agobio y el sufrimiento de los exámenes de nuestros hijos, el "Niño, estudia...", "Haz los deberes...", "Jo mamá, que estoy cansado...". Frases que todos tenemos escuchar a los largo del curso escolar, y que forman parte de esa rutina diaria q la que todos estamos sometidos, cuando nuestro niños tomas la mochila para volver al colegio cada inicio de curso.
Por unos meses TODOS, niños y profesores, se toman un respiro para descansar y desconectar de la tarea diaria: Unos de la responsabilidad de enseñar, y otros de la responsabilidad de aprender y aprobar.
Para unos y para otros, ha quedado la huella de la convivencia diaria y del trato entre profesores y alumnos, y esa huella quedará marcada para toda la vida, tanto en el profesor como para le alumno.
Hace unos días me llegaba esta preciosa reflexión, que hoy os dejo, porque me parece un canto precioso a esta labor del Maestro, en la que se valora su gran labor y su espíritu de sacrificio en favor de la formación total de nuestros hijos.
Espero que os guste.
Esos locos que enseñan. Yo los conozco. Los he visto muchas veces. Son raros. Algunos salen temprano por la mañana y están en el cole una hora antes, otros recorren todos los días más de 100 Km de ida y otros tantos de vuelta. Están locos.
En verano les dan vacaciones, pero no desconectan del todo, piensan en sus clases, preparan tareas para el curso siguiente.
En invierno hablan mucho, siempre llevan caramelos de miel y limón en los bolsillos, otros con una botella de agua a su lado.
Su garganta siempre está dolorida, pero siguen enseñando, a veces fuerzan su voz, pero siguen transmitiendo sus conocimientos con cariño e ilusión.
Yo los he visto, no están bien de la cabeza. Salen de excursión con sus alumnos y se encargan de gestionar autorizaciones, recogida de dinero y responsabilidad extra.
¿Qué será de ellos y ellas?
Por la noche sueñan con el colegio, se les aparecen planetas, ecosistemas y personajes históricos. He escuchado que llegan cargados con cuadernillos y exámenes, que han corregido la tarde anterior en su casa.
Son mujeres y hombres, casados, solteros... de diferentes edades, pero a todos les apasiona su trabajo, ver crecer a sus alumnos, ayudarlos y conseguir de ellos ciudadanos competentes.
Los he visto muchas veces. Están mal de la cabeza.
Algunos dicen de ellos que viven muy bien, pero les han recortado el sueldo y siguen trabajando incluso más que antes, algunos no miran ni su nómina porque su pasión por la enseñanza los hace ciegos a pensar en el cobro. Disfrutan con lo que hacen, aunque haya padres que los discutan y les quiten autoridad, ellos siguen hacia adelante.
Están mal: Por las tardes quedan para hacer cursos de formación y no les importa perder tiempo de su ocio para reciclarse.
Dicen que son autocríticos y que hacen balance de sus experiencias educativas, que se frustran cuando no salen las cosas como esperaban,
que se alegran cuando sus alumnos avanzan.
Están mal de la cabeza, yo los he visto.
Dicen de algunos que fueron muy importantes, que siempre tienen palabras de aliento; dicen sólo que son MAESTROS y que se sienten MUY ORGULLOSOS DE SERLO…
Ciao.
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