sábado, 20 de agosto de 2011

Así será la vigilia de oración de la JMJ presidida por el Papa en Cuatro Vientos



A la luz del Misal oficial de la visita papal, publicado por la Santa Sede.

Con la presencia y presidencia civil de los Príncipes de Asturias, Felipe de Borbón y Leticia Ortiz, el Papa Benedicto XVI preside el sábado 20 de agosto en la base aérea de Cuatro Vientos, en el sur de Madrid, la vigilia de oración previa a la clausura de la JMJ.
Se trata del segundo acto en importante de la JMJ y de la visita papal.
El aeródromo de Cuatro Vientos –aeropuerto civil y militar- recuerda al último viaje a España del Papa Beato Juan Pablo II, quien en la tarde del 3 de mayo de 2003 presidió en este lugar una inolvidable vigilia de oración con más de medio millón de jóvenes.

En el perímetro de la base aérea hay dispuestas 17 capillas eucarísticas ubicadas en carpas de gran capacidad para albergar a numerosos jóvenes en sus tiempos de oración y de vela ante el Santísimo Sacramento.
Los jóvenes peregrinos aguardan al Papa en un ambiente festivo y jovial, con cánticos, testimonios y el rezo del Santo Rosario.
Gracias a los modernos sistemas de comunicación, participarán e intervendrá también en la preparación a la vigilia jóvenes de diversos lugares del planeta, quienes expresarán también sus testimonios y sus oraciones e intenciones.

La vigilia de oración propiamente dicha consta de tres partes.

La primera de ellas es una procesión con la Cruz de los Jóvenes, portada por jóvenes de los cinco continentes mientras que otro pequeño cortejo compuesto por jóvenes de distintas naciones llevará el Icono de María.
Se canta entonces el himno de la JMJ 2011 Madrid, alusivo al lema de la misma, “Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe”.

Una vez colocadas la cruz, el icono y las lámparas, los jóvenes encienden las velas que tienen en sus mochilas de peregrinos y toda la asamblea se une en la contemplación de la Cruz redentora. Esta primera parte de la vigilia comenzará con un saludo al Papa y a los fieles de parte de dos jóvenes

La Palabra de Dios constituye el núcleo de la segunda parte de la vigilia.
Varios jóvenes, cinco (uno por continente), harán preguntas al Papa, se proclamará el Evangelio y a continuación el Santo Padre responderá a estas preguntas, con sus esperanzas e inquietudes.

El texto evangélico de San Juan “Yo soy la vid y vosotros los sarmientos” (Jn 15, 1-17) será el hilo conductor de esta vigilia de la Palabra de Dios.

Tras el discurso del Papa, comienza la tercera y última parte de la vigilia: la exposición y bendición solemne con el Santísimo Sacramento.

El diácono trasladará la Eucaristía acompañado de acólitos que inciensan y por jóvenes que portan velas y flores y esparcen pétalos de rosas al paso del Señor.
Llegado al altar, el Santísimo se expone en la monumental custodia de la catedral de Toledo, obra del gran orfebre Enrique de Arfe, en el siglo XVI, encargado del cardenal Cisneros. Durante este tiempo se interpretarán varios cánticos, entre ellos el “Tantum ergo”.

La asamblea cantará el “Lauda Sion”, en latín, durante la procesión, y al terminar los minutos de recogido y orante silencio de adoración, se hará una nueva ofrenda del incienso y se entona a “Ave Verum” de Mozart, tras el cual los jóvenes alternan preces y letanías.

Al final de la Adoración, el Santo Padre consagra a los jóvenes al Sagrado Corazón de Jesús, momento de gran intensidad teológica y espiritual. Este es el texto de la consagración de los jóvenes que rezará el Papa Benedicto XVI:

“Señor Jesucristo,
Hermano, Amigo y Redentor del hombre,
mira con amor a los jóvenes aquí reunidos,
y abre para ellos la fuente eterna de tu misericordia
que mana de tu Corazón abierto en la Cruz.
Dóciles a tu llamada,
han venido para estar contigo y adorarte.
Con ardiente plegaria,
los consagro a tu Corazón
para que, arraigados y edificados en Ti,
sean siempre tuyos, en la vida y en la muerte.
¡Qué jamás se aparten de ti!
Otórgales un corazón semejante al tuyo,
manso y humilde,
para que escuchen siempre tu voz
y tus mandatos,
cumplan tu voluntad
y sean en medio del mundo
alabanza de tu gloria,
de modo que los hombres,
contemplando sus obras,
den gloria al Padre con quien vives,
feliz para siempre
en la unidad del Espíritu Santo
por los siglos de los siglos.
Amén”.

Tras la bendición con el Señor Sacramentado, la Asamblea entona el “Cantemos al Amor de los Amores”, himno compuesto hace exactamente ahora un siglo para el XXII Congreso Eucarístico Internacional que tuvo lugar en Madrid en junio de 1911.

Ciao.

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