martes, 14 de febrero de 2012

Las apariencias...





Estamos en un mundo que vive profundamente de las apariencias, de las imágenes, de lo que aparenta ser. Es muy importante aparentar, verse bien, dar la impresión que no hay problemas, que todo está en marcha. Parece ser  que preferimos parecer estamos bien que estarlo.

Es tan cierta está realidad,  que muchas personas van en contra de si mismas si ello les ayuda a aparentar que están bien, engañando a los demás y engañándose a sí mismas.
Muchos hacen cosas que no quieren hacer, por quedar bien ante los demás y mostrar que todo "está  aparentemente tranquilo", poniéndose una serie de máscaras que los alejan de si mismos y los hacen cada vez menos auténticos.

Es así que drogados por las apariencias, nos conformamos con las cosas superficiales, renunciamos a buscar las cosas más profundas que nos reclama nuestro interior, quedándonos con las poquedades que se nos ofrece con frecuencia.

Es sólo ir a un centro comercial para darnos cuenta como todo el tiempo nos están vendiendo productos que supuestamente nos dan la felicidad.
Primero nos dicen que lo que buscas lo hallamos en cualquier producto estrella que nos quieren vender  y después te dicen que poniéndote un perfume, una ropa especial o cualquier otro producto, vamos a conseguir la verdadera felicidad…. Es obvio que nadie piensa que cualquiera de estos productos milagro nos van a solucionar los problemas, pero entonces cabe preguntarse por qué siguen haciendo las mismas ofertas desde todos los puntos y ventanas si seguimos siendo tan infelices en el fondo de nuestro corazón.

Yo creo que lo hacen porque normalmente las cosas que buscamos precisamente son las superficiales.

Creo que vale la pena preguntarse hoy si vamos a poder ser felices aparentando serlo. Quizás si buscamos aparentarlo, para los otros lo seamos, pero ¿Valdrá la pena?...
¿Quieres ser feliz, o quieres aparentar serlo?... Si quieres aparentar, las mascaras son una buena opción, sino tendrás que lanzarte a la aventura de ser auténtico.

Ciao.

1 comentario:

Luis Manteiga Pousa dijo...

Efectivamente, las apariencias nos engañan con bastante frecuencia, especialmente con las personas. Y más especialmente con nuestra actual sociedad del postureo. Y como sólo vemos y sentimos apariencias...Es complicado. Podemos equivocarnos mucho, tomar decisiones equivocadas, sobre todo al principio. Por eso no estoy de acuerdo con lo de que la primera impresión es la que cuenta.