Generalmente, todo el mundo se conmueve ante la desgracia ajena y de manera espontánea ofrece su ayuda cumpliendo de ese modo con el deber que todo ser humano tiene de ayudar a los demás. Cuando esto ocurre, debemos procurar no dejarnos llevar por nuestros sentimientos, que con frecuencia se encuentran desbordados ante tal situación.
En estos casos, si traspasamos nuestros límites de ayuda, hasta el extremo de sentirnos obligados a llevar la carga ajena, incurrimos en un grave error, causando un perjuicio a la persona al privarle de una experiencia que sólo a ella le corresponde vivir, porque según las leyes naturales que nos rigen, cada cual recibe aquello que le corresponde.
Por lo tanto, cada uno debe llevar su carga, mediante la cual recibirá una lección que le será útil en su camino evolutivo. Todo fracaso, toda desgracias, sucede para que cada uno de nosotros, saquemos la lección que dicho acontecimiento desea que aprendamos.
"Ayuda a tus semejantes a levantar su carga, pero no te consideres obligado a llevársela"
(Pitágoras de Samos, 582 AC-507 AC. Filósofo y matemático griego).
Ciao.
2 comentarios:
Que sabiduria encierra tu post de hoy...la de veces que he querido llevar la carga que no me corresponde....y cuanta libertad se adquiere cuando con dolor ves que tienes que dejarla en los hombros de quien mas quieres.....esto sin la Gracia no puede salirte con naturalidad y buen hacer.
Gracias Gosspi por tus palabras. Un abrazo
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