lunes, 28 de mayo de 2012

El Espíritu Santo y las buenas cosas




Recibíamos ayer, Domingo de Pentecostés los dones del Espíritu Santo y su fuerza regeneradora, para vivir nuestra vida de cristianos conforme a lo que nos manda  nuestra Santa Madre Iglesia. 
La fuerza que nos da el Espíritu  a lo largo de nuestra vida, es lo que hace que nuestras obras miren más hacia los demás, que para nuestro propio beneficio. Esta reflexión nos hace comprender de que forma debemos de pedir a Dios, cuando nos dirijamos a Él en oración.

Pide con confianza. Jesús dijo que si pedíamos, se nos daría; que si buscábamos, hallaríamos; y que si llamábamos a la puerta, se nos abriría.

Veamos lo que dice el Evangelio de Lucas:
«¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?» (Lucas 11:9-13).

Veamos ahora en el Evangelio de Mateo el mismo pasaje que leímos anteriormente y notarás que el
Espíritu Santo inspiró una Palabra distinta al final de este pasaje:
«Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?» (Mateo 7:11).

Leímos en Lucas que el Padre quiere darle el Espíritu Santo a quien se lo pida, pero ahora vemos que Mateo dice que él quiere dar buenas cosas.
Al inspirar las Escrituras, el Señor tuvo el detalle de poner en Mateo y en Lucas que el Padre puede darnos tanto el Espíritu Santo como también buenas cosas si así lo pedimos.
Para Él es muy importante que sus hijos crean que pueden pedir su presencia y llenura, como también pedirle buenas cosas. Ambas vienen del Padre Celestial.

Ahora bien, para recibir ambas cosas necesitamos fe. Debo creer para que el Espíritu me llene y para recibir las cosas que necesito. No puedo decir que tengo Fe para que me unja el Espíritu Santo y no para pedir las cosas que necesito para vivir, como los productos del supermercado, la renta o los estudios.

Necesitas Fe para pedir que la Gloria de Dios te acompañe, de la misma forma que la necesitas para pedir el sustento.

La Fe para ver los milagros es la misma que uso para pagar las cruzadas, el transporte del equipo, el sonido o las luces. Dios está interesado en lo espiritual y en lo material y necesitamos la Fe para obtener ambos.
Aprende a pedir y recibir todo.

(Basado en el libro "En Honor Al Espíritu Santo" por Cash Luna)

Ciao.

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