El estrés, la falta de sentido, la depresión, la culpa, el miedo, la inseguridad, el dolor son algunas de las causas que nos alejan de no poder experimentar nuestra verdadera naturaleza que es amor.
Todos los días tratamos de cumplir las exigencias del mundo externo y cargamos con las mismas preocupaciones, tensiones, y miedos desde que somos pequeños.
En lugar de vivir y gozar de nuestra vida, ésta se ha convertido en una lucha constante de supervivencia.
Hemos sido educados con una visión de realidad limitada, nos han enseñado a repetir patrones neuróticos.
Los miedos de nuestros padres se han convertido en los nuestros, las limitaciones de ellos las hemos hecho nuestras.
El miedo y la culpa se han convertido en la mejor forma de control.
Podemos seguir viviendo así, como lo hemos hecho hasta hora, o podemos cambiar. Ambas son una elección personal libre, que nos hará cambiar nuestra vida o seguir con la rutina que tenemos.
Ciao.
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