viernes, 17 de agosto de 2012

Ser católico y estar estar en el ojo de la crítica




Cuando una se declara "fervientemente católica" suelen suceder dos cosas en nuestro círculo social:

1) Reacciones diversas

2) Escrutinio obsesivo

La primera quiere decir que, las personas suelen reaccionar extrañadas de que alguien se abra tan fácilmente hacia una creencia en particular y lo digamos sin vergüenza. Sobre todo en estos tiempo supuestamente más avanzados y tan secularizados.

La segunda responde a la actitud que muchos toman ante los católicos por el simple hecho de serlo.
Esta actitud es de "críticos morales". Es decir, es como si que cuando una persona declara ser católica es como si también estuviera diciendo "y por lo mismo, soy moralmente perfecta".

Nada más alejado de la realidad, pero lamentablemente así se percibeen nuestro entorno.

Así, al más mínimo error que podamos cometer, las críticas y los juicios sobre nuestra persona se vuelven más severos que con el resto de los mortales que se dclaran agnósticos, ateos o simplemente no se declaran sus creencias religiosas.
Las preguntas mas frecuentes entre ellos suelen ser:

"¿Pues no se declara tan creyente, cómo es que hace tal o cual cosa...?"

"¿Y según tú eras muy católico, no es así...?"

"Por eso yo no soy católico... por que todos son hipócritas..."

Sí... los católico cargamos con esa lápida especialmente dura, de un juicio severo sobre nuestros hombros.

Pero no por eso dejaremos de serlo. Más bien habrá que decirles a nuestros críticos que antes que ser católicos, somos seres humanos, con la misma capacidad de libertad que ellos y con la misma imposibilidad de lanzar piedras en contra de nadie por no estar libres de culpas.

Ser católico no significa ser perfecto, sino estar en estado de búsqueda permanente de un Dios que se nos revela a través de Jesucristo y su Iglesia.
Si en el proceso de dicha búsqueda nos caemos, no importa, la misericordia de Dios nos permite seguirlo intentando.

Yo misma he sido criticada por decirme católica y haber fallado en alguna cuestión personal.
En lo particular puedo decir que, recibir una crítica así, es probablemente una de las más dolorosas que pueda experimentar interiormente. Duele mucho que a la crítica de una falta cometida se le adjunte el "sobre juicio" de nuestra fe.

Pero con eso tengo que vivir, entiendo que como católica he adquirido un compromiso especial y mucho más sagaz que quienes prefieren vivir en la comodidad del relativismo.

El objetivo es, pues, no desalentarse, saber que las caídas son un medio para madurar y seguir adelante y no permitir nunca que por el escrutinio de un tercero nuestra fortaleza se decaiga.

La palabra final la tendrá Dios no los hombres. Sigamos amando hasta que nos duela.

Ciao.



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