Comparto con todos vosotros un post que hemos publicado en nuestro blog de DAV Jaén, y que es la crónica de la experiencia que vivimos ayer un compañero y yo.
La tragedia de una joven madre que quería abortar. Tremenda la situación que está viviendo, y muy doloroso ver como ciertos profesionales de la medicina animan a las madres desesperadas a "quitarse de en medio" lo que les estorba.
Todavía estoy conmovida de las lágrimas de esa niña, y con el convencimiento que tenía para abortar. ¡Cuánto dolor había en su mirada y en esas lágrimas que no paró de derramar mientras nos entrevistábamos con ella!
Ayer fue un día difícil, me avisan que una niña tiene el billete (cita) para abortar, quien me avisa lo hace porque mi nombre le suena a “que siempre estoy predicando por la vida” pero... me está pidiendo “dar trigo”.
Siempre he pensado que en esta pelea cada uno debemos estar en donde más eficaces seamos. La lucha tiene muchas caras y muchas aristas y ahí ponen orden los “carismas” de cada cual, pero... cuando te sale al encuentro “el problema”... ¡por Dios! que debes comportarte como un “todo terreno”. Predicar, dar trigo y ayudar a recogerlo.
Intenté conseguir acompañarme de la gente que sabía que me podía ayudar en el envite. Hablamos con la niña-madre, tratábamos de acogerla de todo corazón, le dábamos motivos para no tirar la toalla, le ofrecimos toda la infraestructura de ayuda que tenemos disponible desde la “Plataforma de Ayuda a la Embarazada”. Mil y una cerillas que encendíamos para que viese algo de luz en el túnel negro en que parecía metida.
Nos decía “no me obligan, soy yo la que quiero abortar” y para dar verosimilitud a sus palabras, gruesos lagrimones salían de sus ojos. ¿Qué obliga a llorar a una madre que dice querer abortar? Ese era el nudo gordiano que tratábamos de desanudar.
Nuestra niña-madre no tiene su primer embarazo, tiene otra nena preciosa de dos años, y desde mi convicción de que nada es bastante en la pelea por una vida, oí de los labios de nuestra protagonista la frase más dura que he oído en mi vida... ¡Ya me equivoque la otra vez, no debería haber tenido a mi niña!
Resulta realmente duro pertenecer una sociedad capaz de permitir que la vida de una madre sea tan dura que a los dos años piense que mejor no haber dejado vivir a su hija. Pero... ¿en qué malgastan nuestro dinero? ¿Qué sociedad puede sobrevivir sin proteger su garantía de futuro que no es más que la entrega fecunda de sus madres?
Hablamos y hablamos, reiteramos nuestro compromiso de apoyo sincero y sin fisuras, queríamos ganar al tiempo...
- ¿Cuándo tienes la cita?
- Mañana a las cuatro en Sevilla
- Tienes tiempo, chiquita, date la oportunidad de entrevistarte con nuestra “solucionadora” mañana a las 10. Ella te va a ofrecer un traje a medida de lo que tú estés necesitando. No te vamos a dejar sola, ni tirada.
- Date esa oportunidad, y luego haz lo que quieras y si te equivocas nos tendrás de nuevo para ayudar a levantarte.
Las lágrimas comienzan a secarse, se abraza fuertemente a su amiga, la que siempre ha tenido a su lado, la que activó la “alarma” la que hoy la acompaña a la entrevista, la que siempre estará cuando vuelva a agobiarse.
Pido a Dios que tengamos la oportunidad de contarla entre las rescatadas, y que nos ayude en este y en los próximos trances que nos salgan al camino.
Alvaro Domínguez Arranz
Ciao.
Ciao.
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