Me parece que es el nombre de una canción, que bien que puede servir de título. Y es que desde hace años se viene imponiendo una lógica en las adolescentes, que las va arrastrando por nauseabundas corrientes hasta ahogar en charcas inmundas lo más valioso que poseen: Su dignidad, su vida recién iniciada, su intimidad, su futuro, etc.
Sabemos qué importante es entre los adolescentes el ser valorados aceptados por el grupo, y la tragedia que supone lo contrario.
Más cuando se entra en el campo de la afectividad y la corporeidad. Sucede esto sobre todo en ellas, pero también en ellos.
Se quiere lucir lo mejor posible, proyectar la mejor imagen, para sentirse bien y atraer la atención de los demás.
Hasta cierto punto esta forma de narcisismo adolescente podríamos calificarla de normal con los límites del pudor y buen gusto, por la edad que atraviesan.
La nueva lógica va mucho más allá y está muy metida en las adolescentes de hoy; incluso en niñas de 11 y 12 años: "Ahora los chicos se fijan en las chicas mas sexys". "Si yo no lo soy más que mis amigas, no se fijarán en mí, y, si no se fijan en mí, estoy perdida". Entonces se produce una competencia por ser la más sexy.
El escenario, las redes sociales; las butacas, ocupadas generalmente por chicos jurado, que observan el espectáculo a través de celulares, smatphones, tablets, laptops, etc.
La preocupada chica que quiere ser la más deseada de su grupo se hace a sí misma una o más fotos provocativas, las "cuelga" en facebook o las envía a las direcciones electrónicas de sus amigos, principalmente chicos.
Ellos las ven individualmente o en grupo y casi al instante llegará la calificación como "me gusta" u otros comentarios más directos y de carácter sexual, que le darán su lugar en el ranking.
En otras palabras, se trata de un concurso que algunos han llamado de "sexylidad", en el cual la chica, por lo general, desconoce todo lo que está poniendo en juego.
Hasta aquí, el lector podrá pensar que son ellas las que llevan la peor parte en estas absurdas y peligrosas competiciones.
Sin lugar a dudas se exponen tremendamente, al margen de la mayor o menor conciencia de lo que hacen.
Pienso que pueden ser los chicos los que paguen una factura costosa. El modelo de sexualidad -irracional e inmoral- de que disponen ellos y ellas viene frecuentemente desde la pornografía, mucho más accesible hoy que ayer.
Para muchos chicos, el prototipo sexual son las denominadas "porn stars" que buscan o aparecen en las diversas pantallas (internet, TV, películas) o en el mundo real.
Por tanto, buscarán a las chicas más sexys, las que más se parezcan a sus "porn stars" preferidas.
Para chicas y chicos, la pornografía (blanca y dura) causa muchos estragos. Sin embargo, para los varones es altamente destructora. Así se entiende mejor - aunque no es justificable en ningún modo- la nueva lógica de la que venimos hablando y que ha desplazado casi por completo al razonamiento normal de una jovencita educada en principios y valores verdaderos.
El anhelo de ser guapas, simpáticas, femeninas, cariñosas, con personalidad, divertidas, inteligentes, finas y delicadas, honestas, etc. quedó anacrónico.
Las super modernas piensan que lo anterior ya es inútil, pues si no son sexys, si no muestran lo que interesa a los chicos de ahora, no tendrán éxito; serán de ese montón fracasado que perdió el tren.
Evidentemente, estos planteamientos y conductas solo conducen a vidas desperdiciadas, malogradas e infelices.
No podemos culpar a las nuevas herramientas tecnológicas. Ciertamente han facilitado muchísimos más los desórdenes, pero hay causas más basilares.
Una enumeración no exhaustiva de éstas, halla gran responsabilidad en la revolución sexual mundial de los años 60 del siglo pasado, que vacío de contenido la sexualidad, convirtiéndola en algo meramente placentero, banal y libertino; desvinculándola de la procreación, el amor y el matrimonio; apoyada en nuevas legislaciones y costumbres.
La crisis de la familia -con padres que ignoran estos temas o huyen de ellos por no saber enfrentarlos o no lo hacen para evitarse problemas o porque viven moralmente en desorden- es causa de primer orden.
Y una escuela que se pone de perfil cada vez más o, peor aún, sirve de amplificador a torcidos planes impuestos por los gobiernos.
El remedio habrá que buscarlo en una educación de la sexualidad acorde con la dignidad humana y que es responsabilidad principalísima de los padres, con la intervención adecuada de los agentes que están para ayudarlos.
Edwin Heredia Rojas
Ciao.
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