viernes, 18 de octubre de 2013

La Libertad ¿Para qué?

La libertad es un solar, un solar en el que hay que construir algo. La vieja pregunta de Lenin «libertad, ¿Para qué?» tiene, desde este punto de vista, un sentido muy radical. No se es libre para ser libre, se es libre para hacer algo.
La libertad no es un fin, es un medio. Y los medios no resuelven los problemas. Preparan el camino para resolverlos, pero no los resuelven. Sobre el solar de la libertad hay que construir algo.

Y tal vez éste sea el más común de los errores: Muchos luchan por la libertad, y una vez que creen haberla conseguido, piensan que el sentido de su lucha ha concluido.
Y la libertad era sólo el trampolín para saltar hacia algo: Hacia la felicidad, hacia la fraternidad, hacia el amor.
Ser libre para ser libre puede ser un motivo de orgullo. Pero no sirve para nada. El hombre se hace libre para que sus manos sin cadenas puedan construir algo mejor: su propia vida, la vida de los demás. «La libertad -decía Kant- es una facultad que amplía el uso de las demás faculta- des.»
Pero ahora hay que usar la inteligencia libre para que crezca en el mundo la verdad; el corazón libre para que aumente el amor; la fe libre para encontrarse más y mejor con Dios.

¿Y cómo concluir estas notas sin recordar al hombre más libre que ha existido sobre nuestro planeta?
Jesús fue radicalmente libre porque libremente se entregó a realizar la obra de su Padre; lo fue porque libremente aceptó la muerte por los demás; lo fue apostando Por la verdad y sabiendo que le llevarla a la muerte, respetó la libertad de Judas aunque sabía que le traicionarla; fue libre.
Porque no estuvo atado a las pasiones ni al pecado; fue libre Porque se realizó plenamente a sí mismo sin pensar jamás en si mismo; fue libre porque fue liberador y fue liberador porque antes había sido verdaderamente libre.

José Luis Martín Descalzo

Ciao.

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