sábado, 30 de noviembre de 2013

Luces en Adviento en Adviento



1. LA LUZ DE LA PALABRA. Acércate al pensamiento de Dios. La lectura de su Palabra te hará comprender y entender qué es lo que Dios quiere de ti y para ti.

2. LA LUZ DE LA VERDAD. El Señor aparecerá desnudo en Belén. Esa es una gran realidad: DIOS se despoja de su grandeza para llegarse hasta nosotros.

3. LA LUZ DEL AMOR. Jesús, con su nacimiento, remueve el cemento de nuestras entrañas para convertirlo en algodón que acoge y disfruta dándose a los demás.

4. LA LUZ DE LA ESPERANZA. La esperanza cristiana no nace de los grandes regidores del mundo sino, por el contrario, de Jesús Salvador que nos trae otra óptica sobre nuestra humanidad.

5. LA LUZ DE LA FE. La fe es una lente por la que, aun sin ver, creemos que DIOS vive y se manifiesta de una forma extraordinaria y vertiginosa en Cristo. Lo podremos tocar, adorar y cantar. La fe nos hace tremendamente invencibles.

6. LA LUZ DE LA IGLESIA. Algunos quisieran una Iglesia recluida y sin luz interna. Es más; algunos sólo pretenden unos templos artísticamente bellos por fuera pero sin vida divina por dentro.

7. LA LUZ DEL OPTIMISMO. Tendremos que ser respetuosos con los que se quedan sólo con el celofán navideño pero, nosotros, tendremos que ser como Juan Bautista: Anunciar que Alguien está por llegar. Eso produce una sensación de optimismo real y contagioso.

8. LA LUZ DE LA ORACIÓN. Un cristiano que no reza en Adviento es un cristiano que puede ser seducido e inmovilizado por lo secundario o por lo artificial. Quien reza en Adviento se convierte en un pesebre donde Dios nacerá con especial vigor.

9. LA LUZ DE LA SOBRIEDAD. El Adviento, como Juan proclama, nos invita a despojarnos de aquello que puede estorbar a un Niño que merece la mejor habitación de la casa de nuestra persona.

10. LA LUZ DE LA EUCARISTÍA. La Eucaristía, en Adviento, nos hace mejores centinelas, nos mantiene despiertos, nos llena del Espíritu de María y, sobre todo, nos centra en lo esencial: DIOS VIENE A NUESTRO ENCUENTRO.

Padre Javier Leoz

Ciao.

No hay comentarios: