lunes, 9 de diciembre de 2013

"Los nueve meses del Adviento"



Ayer domingo, día de la Inmaculada Concepción, escuchábamos en el Evangelio de la Misa los pasajes de la Anunciación del Ángel y la Visitación de la Virgen María a su prima Isabel y me parecen fascinantes. El Ángel que anuncia a María. Ella que ofrece su "SI" incondicional a Dios y concibe del Espíritu Santo.
María que se pone en marcha para visitar a Isabel y ésta que le recibe con todo su cariño, porque se alegra de verla. Pero no solo se alegra ella, sino los niños que las dos llevaban en sus senos. Jesús y Juan el Bautista,  saltan de alegría en los vientres de sus madres, y María entona su himno de alabanza a Dios.
Este es el comienzo del Misterio de la Navidad que celebraremos en unas semanas. Los nueve meses de María son parte de la espera del Adviento.

Pero hay un detalle que, aunque presente, no resalta tanto a la vista de todos. Desde el momento justo que María dio su "SI" a Dios, ya desde ese instante, Jesús se encarnó en su vientre.
Así lo dice la Escritura y así lo reconoce Isabel al recibir a María. Ese bebé, no era una “masa de tejidos” ni un “grupo de células” con la capacidad de llegar a convertirse en Jesús, sino que desde el momento mismo de la concepción, ya María cargaba en su vientre al Hijo de Dios.
Para un cristiano, que cree en la Palabra de Dios, esto debería ser suficiente prueba de que la vida comienza con la concepción.

En estos días que nos faltan para la Navidad  pidamos por esos pequeños “Jesuses” que acaban de ser concebidos y que crecen en los vientres de sus madres, para que ninguno de ellos se pierda  y todos puedan un día celebrar el día de su nacimiento y su primera Navidad.

Ciao.


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