viernes, 10 de enero de 2014

Cuida tus Palabras



Hay personas difíciles de entender, de nada hacen un conflicto, les dices una cosa y entiende otra, de todo y por todo inician una discusión. En las parejas, en las familias, en los grupos, en los trabajos vivimos esta realidad. Estando en un encuentro con Comunidades, les compartí esto que dice así:

Las palabras no las lleva el tiempo, las palabras dejan huella, tienen poder o influyen positiva o negativamente.

Las palabras curan o hieren a una persona, por eso mismo los griegos decían que la palabra era divina y los filosofos elogiaban el silencio. Piensa en esto y cuida tus pensamientos, porque ellos se convierten en palabras y cuida tus palabras porque ellas marcan tu destino.

Piensa muy bien antes de hablar, calmate cuando estes airado o resentido, y habla solo cuando estes en paz. De las palabras depende muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. Una cometa se puede recoger después de echarla a volar, pero las palabras jamás se podrán recoger una vez que han salido de nuestra boca.

Las palabras tienen mucha fuerza, con ellas podemos destruir lo que hemos construido por tanto tiempo. Cuantas veces una palabra fuera de lugar es capaz de arruinar algo por lo que hemos luchado, cuantas veces una palabra de aliento tiene el poder de regenerarnos y darnos paz.

Las palabras insultantes o despectivas nunca han creado algo edificante. Con el uso de expresiones agresivas lastimamos a las personas provocando heridas, creando resentimientos y dolor que se volverán a nosotros. La verdad puede compararse con una piedra preciosa, si la lanzamos contra el rostro de alguien puede herir, pero si la envolvemos en un delicado papel y la ofrecemos con ternura, ciertamente será aceptada con agrado.

Las palabras son la manifestación de nuestro mundo interior, al cuidar de nuestro lenguaje purificamos nuestro mundo interior. Muchas enfermedades son unicamente el producto de nuestros pensamientos desequilibrados. La mentira, la violencia, el resentimiento y tantas otras cosas existen y conviven con nosotros en este mundo. Ante ello tenemos que cultivar cualidades de amor, verdad y gratitud, creando un solido mundo interior en donde la bondad y la verdad brillen, para luego extender este mundo interior a las personas de nuestro alrededor.

Una palabra amable puede suavisar las cosas, una palabra alegre puede iluminar el día, una palabra oportuna puede alivianar la carga, una palabra de amor puede curar y dar felicidad, una palabra irresponsable puede encender discordias, una palabra cruel puede arruinar una vida, una palabra de resentimiento puede causar odio, una palabra brutal puede herir o matar, las palabras son vivas, bendicen o maldicen, alientan o abaten, salvan o condenan, si todas nuestras palabras son amables, los ecos que escucharemos también lo serán. De ti depende si las usas para bien o para mal, tanto para ti como para los demás. Cuida tus palabras ellas tienen poder. Habla de tal manera que en tu alma y en la de los demás quede la PAZ.

P. Óscar

Ciao.


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