lunes, 20 de enero de 2014

Renacer de nuevo



Jesús se lo proclama a Nicodemo, necesitas nacer de nuevo y, dicho a él, nos suena cercano a cada uno de nosotros cuando en el derrotero de la vida vamos descubriendo esta búsqueda del corazón humano, en perspectiva constante de renovación y de transformación; como parte de la lógica del ser humano, el proceso permanente de crecimiento, de madurez y de renovación.
Él, Nicodemo y nosotros nos preguntamos en qué consiste este renacer, este renovarse, este proceso constante de crecimiento en la madurez.

La respuesta la encontramos en la misma palabra. Nacemos de nuevo, nos renovamos, nos transformamos, nuestra vida madura y crece cuando en nosotros obra y actúa el Espíritu Santo. El Espíritu Santo obra y construye un hombre nuevo en nosotros, nos hace otro Cristo.

Nacer de nuevo en el Espíritu Santo es dejar que el Espíritu, como en María, actúe de tal manera en nosotros que engendre la presencia viva de Cristo, comenzando por tener sus mismos sentimientos, es decir, dejándonos tomar por la frecuencia cardíaca de su interioridad, hasta hacernos uno con Él y decir con el apóstol San Pablo, vivo yo pero no soy yo, es Cristo Jesús quien vive en mí.

Y mientras vivo en esta carne, vivo, dice el apóstol Pablo, en la fe, en el hijo de Dios que me amó y entregó su vida por mí.

Cristo trae la gracia de una nueva humanidad. Hay una transfusión, no solamente de gracia, de sabia, de vida, sino de la persona misma de Jesús que toma nuestra persona hasta hacernos con él uno. Hay un viejo dicho, “Dime con quién andas y te diré quién eres”.

Si andamos con Jesús, se reconocerá la presencia de Jesús en nosotros. Andemos con Jesús en la búsqueda por el Espíritu de la renovación en su persona y seremos verdaderamente testigos de la presencia de Jesús en el mundo.
Abrámosno a esa presencia de vida suya en nosotros, hasta llegar a reflejar esa vida en nuestra propia vida, en gestos, en palabras, en actitudes, en compromisos, en vínculos. Bañados, revestidos, ungidos de Cristo para en Cristo poder desarrollar una vida nueva. El señor nos regala en esta oportunidad, de un hombre nuevo en Él. De eso se trata cuando hablamos de nacer de nuevo. Nacer de lo alto es revestirnos de hombre nuevo en Cristo.

Padre Javier Soteras

Ciao.

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