miércoles, 19 de marzo de 2014

Entonces el Aborto desaparecerá



Un pensador francés, creo que André  Frossard, concluía su libro con estas palabras: “el Siglo XXI será cristiano o no será”. Lo he recordado al leer una reflexión del prof. Emilio García Sánchez, de la Universidad CEU Herrera Oria. Es Profesor de Bioética en Ciencias de la Salud.

Así, en pleno avance del siglo XXI y a la vista del pasado, podemos sostener que la humanidad, en su mayoría, se opone a la violencia contra la vida humana. Resulta difícil encontrar gente que tenga por principio vital atacar a los demás. Aunque queda mucho por hacer, se han dado pasos históricos en la defensa de la dignidad y en el reconocimiento de los derechos humanos. Negarlo sería quedar inmovilizado en un comportamiento civil pesimista y muy poco motivador.

Hemos abolido la pena de muerte y la esclavitud mantenida durante siglos. Condenamos la aberración de la tortura y la discriminación racista, la violencia doméstica y los abusos sexuales, los fanatismos terroristas y los crímenes de guerra. Todas ellas, conductas violentas masivamente rechazadas por la sociedad. Hemos alcanzado acuerdos internacionales que respetan la vida de los discapacitados y promueven su inclusión social. La humanidad entera reconoce sin fisuras un único precepto moral irrenunciable: el de la no violencia. El mundo se pone en pie contra el que viola la vida, atropella la dignidad y anula los derechos de las personas. Sabe que la violencia es su fracaso más estrepitoso, su abismo.

 Hoy, en la segunda decena de nuestro nuevo Siglo, estoy convencido de que la humanidad seguirá encontrando ese sano instinto moral en el corazón de sus hombres, y acabará oponiéndose a la violencia en todas sus manifestaciones, vengan de donde vengan. De la mano de la mujer embarazada, a su lado, acompañándola y ayudándola, construiremos cada vez más decisiones a favor de la vida. En poco tiempo, el mundo se convencerá – muchos países ya lo están - de que la garantía definitiva de su supervivencia y desarrollo comienza por respetar sin excepciones la vida engendrada.

Entonces el aborto desaparecerá.

Javier Muñoz Pellín

Ciao.

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