El cristianismo creó la civilización occidental. Si los seguidores de Jesús hubieran permanecido como una oscura secta judía, la mayoría de ustedes no habrían aprendido a leer y el resto estaría leyendo de rollos escritos a mano.
Sin una teología entregada a la razón, al progreso y a la igualdad moral, todo el mundo estaría más o menos donde las sociedades no europeas estuvieron, diremos, en 1800.
Un mundo con muchos astrólogos y alquimistas pero sin científicos. Un mundo de déspotas, sin universidades, bancos, fábricas, anteojos, chimeneas y pianos.
Un mundo donde la mayoría de los bebés mueren antes de cumplir cinco años y muchas mujeres mueren en sus partos.
Un mundo verdaderamente viviendo en la Edad Media.
Existen muchas razones por las cuales las personas abrazan el cristianismo, incluyendo su capacidad para mantener una fe profundamente emocionante y satisfactoria. Pero otro factor significante, es cómo apela a la razón y el hecho de que está tan identificado al desarrollo de la civilización occidental. Para muchas personas no europeas, llegar a ser un cristiano es intrínseco a llegar a ser moderno.
Rodney Stark, citado por David Aikman en The delusion of disbelief
Ciao.
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