lunes, 9 de junio de 2014

Nuestras miserias


"Allí donde está tu miseria, encontrarás a Dios." 
Dios te suplica que le pidas y, cuando oras, practicas con Él la caridad, pues la única cosa que puedes darle es tu necesidad de perdón, tu súplica y tu indigencia.
Lo que conmueve el corazón de Dios es nuestra miseria, tal como es y tal como Él la ve, sin disfraces y con la humildad de sentirnos pecadores.
No podemos sospechar que podemos buscar a Dios y enternecerle con lo que nos desconsuela.
Le contamos "cuentos" diciéndole que le amamos, que nos fiamos de Él, pero esto no le enternece en absoluto. No podemos conmover el rostro de Dios si no le confesamos nuestras miserias.
Nuestra miseria, nuestra angustia, nuestro sufrimiento -no importa de donde venga- ejercen sobre Dios una atracción análoga a la que ejercen sobre nosotros el esplendor y la belleza de su rostro.
Pidamos con humildad su perdón y su caricia reparadora.

Ciao.


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