viernes, 4 de julio de 2014

A un Ángel le pregunté...

A un Ángel le pregunté... ¿Cuál es el peor castigo?

Y el Ángel me respondió:
Que entregues tu corazón, y las puertas estén cerradas.
Que entregues tu alma, y no haya brillo en sus ojos.
Que entregues tus besos, y roces unos labios fríos.
Que entregues tus manos, y te encuentres siempre caída.
Que entregues tu sonrisa, y no te reflejes en su rostro.
Que entregues tus caricias, y no recibas un cálido abrazo.
Que entregues tu llanto, y no tengas consuelo.
Que entregues tus sueños, y no exista futuro.
Que entregues tus palabras, y obtengas un vacío.
Que entregues tu integridad, y ganes debilidad.
Que entregues tu espalda, y cargues con tu lamento.
Que entregues tu oído, y no existan palabras.
Que entregues tu olfato, y no haya fragancia.
Que entregues tu cuerpo, y no haya valor.
Que entregues tus pies, y camines un desierto de agonía.
Tú me preguntas...
¿Cuál es el peor castigo?
Y yo te respondo...
Amar... y no ser amado.

Ciao.

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