martes, 28 de octubre de 2014

¿Cómo ser personas que inspiran confianza?



A lo largo de nuestra vida nos presentan a muchas personas y cuando esto sucede una de las preguntas que solemos hacernos es "¿Qué impresión le habré causado?"
Esta pregunta se convierte en más relevante cuando es una persona que a nosotros sí nos ha caído bien o es una persona que vamos a seguir viendo a lo largo del tiempo (los suegros, un compañero de trabajo, etc.).

Ahora pongámonos en que nos quedamos con la sensación de no haber causado una buena impresión (no tenemos el mejor día, ha caído una tromba de agua o lo nuestro no es la simpatía a primera vista) ¿A qué se debe esto? ¿Hemos hecho algo mal? Pues claro que no. Hay multitud de factores que pueden producir este rechazo inicial y no son nuestra culpa.

Si de verdad estamos interesados en esa persona, pues con el paso del tiempo sí que hay que seguir una serie de hábitos con el objetivo de que la relación de amistad (o incluso amor) vaya hacia delante. Eso sí, hasta cierto punto esto tiene que ser recíproco porque sino sentiremos que estamos siendo utilizados por la otra parte.

¿Les gustaría saber por tanto qué podemos hacer para ganarnos la confianza de los demás? 

Pues no pierdan de atención las siguientes líneas:

La palabra tiene muchísimo valor

De nada vale prometer algo si después no lo vas a cumplir. Si sabías desde un principio que no lo podías llevar a cabo. ¿Para qué das tu palabra de que así será? Como muchos saben, las palabras se las lleva el viento y si nos las podemos convertir en realidad, es normal que la otra parte empiece a desconfiar de nosotros. Sobre todo si ya se ha producido varias veces. Obviamente habrá situaciones menos graves donde a veces no es posible cumplir nuestra palabra (un retraso, caer enfermos) pero aunque exista justificación la otra persona siempre agradecerá que intentemos reparar de alguna forma nuestra falta.

Decir la verdad es lo único que vale

La sinceridad es uno de los pilares básicos de cualquier relación. Está muy bien eso de ser sincero de cara a la galería, pero también hemos de serlo interiormente y por tanto hay que ser consecuente con lo que decimos y hacemos. Hay que nacer con la idea de que no somos perfectos y no pasa absolutamente nada por reconocer un error y subsanarlo. De hecho, si somos capaces de abrirnos a las personas cercanas a nuestro círculo (aunque eso supongo un conflicto) después los lazos afectivos saldrán mucho más fuertes.

Hay que ser transparente

No solo vale con ‘parecer’ transparentes, también hay que serlos realmente. Si nos dedicamos a manipular nuestras conversaciones en beneficio propio quizás consigamos ventajas a corto plazo. Sin embargo, si queremos ‘plantar’ una relación basada en la sinceridad, tolerancia y respeto, lo  mejor es ser transparente desde el principio (aunque en ocasione seguro que no será nada fácil). Si somos opacos, lo único que conseguiremos es crear una máscara delante de nosotros mismos que nos impedirá abrirnos a los demás.

Dar y recibir

Si lo que pretendes con una amistad es conseguir algo a cambio, pues ya te puedes ir despidiendo. En muchas ocasiones tendremos que dar nosotros sin necesidad de que vayamos a recibir algo a cambio. En definitiva, cuando damos, tengan por seguro que después es mucho más sencillo y gratificante recibir. Sobre todo cuando este regalo viene de una persona que admiramos y respetamos.

José Maria Tabares

Ciao.

No hay comentarios: