Ante tantos que no tienen lo básico para una vida digna, el consumismo denota egoísmo. Cuanto más amamos más nos desprendemos del apego a lo material para liberarlo en bien de los más necesitados.
Según el Papa Juan Pablo II, el antídoto al consumismo es desarrollar la vida interior:
"Ante las insinuaciones de los valores efímeros del mundo visible, que presenta un cierto tipo de comunicación mediática, es urgente contraponer los valores duraderos del espíritu, que sólo se pueden alcanzar recogiéndose en la propia interioridad a través de la contemplación y la oración" JPII, 7-V-03
Ciao.
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