lunes, 26 de enero de 2015

La alegría....Regalo de Dios



Dios quiso añadir a cada una de nuestras funciones humanas una supercapacidad de alegría.
¿Y qué será su cielo sino una plenitud de ese entusiasmo?
A mí me desconcierta la gente que parece vivir «para» la tristeza.
No hay, no puede haber verdadera religiosidad sin alegría. Los santos son el más alto testimonio de existencias iluminadas. «Un santo triste es un triste santo», decía Santa Teresa, que sabía un rato de estas cosas.
Claro que la alegría verdadera nunca es barata.
Sí, tal vez esta sea la clave de la alegría: descubrir que tenemos alma, explorar las dimensiones del espíritu, atreverse a creer que no es que la vida sea aburrida, sino que los que somos aburridos somos nosotros, que nos pasamos la vida como millonarios que lloran porque han perdido diez céntimos, y olvidado el tesoro que tienen en la bodega de su condición humana.

José Luis Martín Descalzo

Ciao.

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