sábado, 7 de marzo de 2015

Creer y educar



Educar, recordaba Benedicto XVI, nunca ha sido tarea fácil, aunque quizás hoy la familia se encuentra más desorientada que en otras épocas.
Si a esto le unimos que también los profesores son conscientes de sus dificultades a la hora de educar a los alumnos, los principales ámbitos de la socialización y de conocimiento de niños y jóvenes está siendo los medios, las redes sociales, Internet y los modelos de ocio.
La respuesta no puede ser la resignación y el dejarse llevar por el pensamiento dominante, pues dicha actitud nos haría olvidar la auténtica finalidad de la educación, la formación de la persona para ayudarla a vivir en plenitud y que pueda hacer su aportación al bien común de la sociedad.
Vivimos en un mundo cada vez más globalizado. La Educación escolar ha de ayudar a entender la complejidad de los fenómenos mundiales y a dominar el sentimiento de incertidumbre que suscitan.
Una de las tareas educativas básicas es ayudar a los alumnos no sólo a tomar conciencia de su identidad, sino también a que aprendan a respetar las distintas formas de insertarse en el mundo.
En el momento actual afirma el Papa, hay muchas escuelas católicas frecuentadas por alumnos no cristianos e incluso no creyentes, a los que se les ofrece una propuesta educativa que mira el desarrollo integral de la persona y responde al derecho de todos a tener acceso al saber y al conocimiento.
La educación escolar no puede reducirse a la transmisión de conocimientos, sino que apunta a la formación integral de la persona.
La escuela católica, al tiempo que cultiva en los alumnos las facultades y capacidades de la persona que les permiten afrontar los interrogantes sobre el sentido de su vida, ayuda al alumno a dar una respuesta de adhesión libre y razonada a la Palabra de Dios, con el consiguiente cambio de vida conforma al proyecto de persona que se le ofrece.

Mons. Carlos Osoro Sierra 
Arzobispo de Madrid 
De su Carta ante la XXX Jornada Diocesana de Enseñanza

Ciao.

No hay comentarios: