viernes, 27 de marzo de 2015

Decálogo del Bautismo de los nuevos tiempos



Bautiza con una condición: Que enseñes y practiques aquello que dices vivir.


1. Bautiza con una condición: Que enseñes y practiques aquello que dices vivir y sentir cuando, ante la Pila Bautismal, acercas el fruto del amor: Los hijos.

2. Que el efecto “tradición” o el empuje “siempre se ha hecho así” no sea el determinante de un bautismo. La experiencia de fe ha de ser, ante todo, el motivo principal.

3. Prepara con conciencia el sacramento. Los padrinos, lejos de ser un “quedar bien con alguien” es caer en la cuenta que, la vida cristiana, es importante para ellos y lo harán ver en  su compromiso.

4. El Bautismo nos inserta en la misma suerte de Cristo: Muere (moriremos) pero resucita (y resucitaremos).
Su suerte, por el Bautismo, será la nuestra. Creer en ello hace del Bautismo algo medular y esencial.

5. La deriva gastronómica en la que han caído algunos sacramentos (elemento social) nunca puede empañar lo más sagrado. ¿Jesús pobre, y opulencia en la mesa? ¿Jesús sencillo, y riqueza en los postres sacramentales?

6. El nombre del bautizado denota también la sensibilidad del creyente. La moda impone nombres pero, la tradición cristiana, nos empuja a valorar el santoral del día o incluso el referente de un santo.

7. El Sacramento del Bautismo exige sensibilidad y respeto.  No podemos poner el acento en el momento fotográfico, en la instantánea y mucho menos en lo superficial. Bautizarse no es retratarse.

8. Bautizar implica, entre otras cosas, entrar en comunión con la Iglesia. El Bautismo no es un rito independiente de la Iglesia y, mucho menos, ajeno a una orientación en nuestras actitudes. La Iglesia es familia y, por lo tanto, merecedora de nuestro compromiso efectivo y afectivo.

9. El Credo (verdades fundamentales) han de ser el “oremus” y el fondo del Bautismo. Dios Padre que se hace carne en Belén y que nos trae la fuerza del Espíritu son verdades irrenunciables. Transmitirlas, en la liturgia, en la Eucaristía de cada domingo y en la vivencia familiar es la  lógica de este sacramento de iniciación.

10. Bautizar o bautizarse nos lleva a preguntarnos sobre el grado de conocimiento de Jesús de Nazaret. No podemos entrar con un “impermeable” al bautizo: Lo hago pero, luego, vivo como si fuera un pagano. Como si nunca hubiera pertenecido a la Iglesia.

Javier Leoz. Artículo originalmente publicado por Revista Ecclesia

Ciao.

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