jueves, 12 de marzo de 2015

¿Por qué necesito rezar?



Es una pregunta que más de una vez me he hecho y me hago.
Puedo responder con otra pregunta que para todos tiene una respuesta evidente: ¿Por qué necesito alimentarme? Sin alimento no podemos vivir. Si no nos nutrimos, nuestro cuerpo no tiene el sustento necesario.
Algo similar ocurre con la vida de oración. Si no rezamos poco a poco morimos espiritualmente. Necesito rezar porque quiero vivir.
¿Y por qué la oración es necesaria para vivir? Voy a lo profundo del hombre: el ser humano fue creado a imagen y semejanza de Dios, y lleva en su interior la huella de su Creador.
El hombre necesita de Él si quiere llegar a su máxima realización. Hoy en día se está recuperando mucho la conciencia de la dimensión espiritual de la persona y se está buscando atenderla. Sin embargo la atención a esa dimensión espiritual no significa una simple meditación sobre cosas más allá de lo material. Ese tipo de reflexión quizás nos vuelva más profundos, o nos ayude a comprender mejor ciertas realidades, pero eso no es suficiente.
La oración no es una mera reflexión; es encuentro con Dios que siempre está llamando a la puerta de mi corazón. Implica una relación con Dios, personal, viva, real.
La oración es relación y diálogo entre Dios y yo. Es, como lo señala el Catecismo de la Iglesia Católica, la relación viviente y personal de la persona con Dios vivo y verdadero. Eso significa que la oración no es una relación como cualquier otra, pues cuando me encuentro
con Dios me lleno de esa vida en el Espíritu sin la cual no puedo avanzar por el camino de la santidad. Esa vida, sólo Dios es capaz de dar.

Ciao.

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