lunes, 2 de marzo de 2015

¿Queremos tener hijos árbol o hijos zarza?


El árbol, a diferencia de la zarza, es moldeable y permite el desarrollo de los vegetales que envuelven su entorno, la zarza , por el contrario, se expande con rapidez invandiendo con ramas prolíficas y espinosas todo su contorno, dificultando gravemente la floración y el crecimiento de todo cuanto hay a su alrededor, a no ser de que sea otra zarza, claro.
Nuestros niños son árboles, nunca podemos concebirlos como zarzas, para ello hay que cuidar mucho el tallo y podar las primeras ramas que surgen con vigor dificultando el crecimiento sano del tallo y acaparando con el espacio y el derecho al crecimiento sano de los árboles que germinan a su alrededor.
Un niño sano habrá crecido con valores humanos sólidos que a diferencia de las zarzas, no habrán desarrollado infinidad de ramas espinosas que dificultan y ahogan la germinación de sus árboles vecinos.
En la sociedad de la competitividad es complicado, pero es posible crear árboles fuertes que no pierdan su esencia noble y pura.
Para ello debemos mirar en nuestro interior y contemplar aquellos aspectos que nos convierten a veces en zarza y tratar de cortar de raíz nuestras espinas y retorcidos ramajes, para que desde nuestro aclareo podamos transmitir a nuestros hijos y educandos una sana y armoniosa posibilidad de crecimiento.

Ciao.

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