lunes, 31 de agosto de 2015

La autoestima y sus peores enemigos, nosotros mismos.



La autoestima es la valoración que cada uno hace sobre sí mismo. Nos valoramos según nuestro aspecto físico, nuestras habilidades, nuestros valores, nuestra personalidad y nuestros actos.
Tenemos una idea de lo que más importancia tiene para nosotros y hacemos una comparación entre esto y lo que vemos en nosotros mismos. Así si estamos satisfechos con lo que percibimos tendremos una autoestima alta. En cambio, si consideramos que no nos ajustamos a nuestros propios cánones entonces tendremos una autoestima baja porque la valoración sobre nosotros mismos no va a ser muy positiva.
Al plantearnos qué podemos hacer para aumentar nuestra autoestima nos encontramos en la tesitura de si debemos hacer mejores cosas o de mayor calidad o bien es nuestra mente la que no percibe correctamente el valor que tenemos. Todo puede ser: Baja autoestima, alta autoestima, cuidar la autoestima, autoestima, aumentar la autoestima.
Por un lado, cuando no hacemos nada por sentirnos bien ya sea por pereza o por falta de ánimo nuestra autoestima comienza a bajar en picado.
Empezamos a pensar que no somos útiles y que no valemos para nada. Entraremos en un círculo en el que este sentimiento nos quitará las ganas de ponernos en marcha y se convertirá en un bucle del que nos resultará difícil salir. Para salir debemos romper ese círculo vicioso y comenzar a darnos pequeños gustos. Así, poco a poco, recuperaremos la sensación de bienestar y la capacidad de disfrutar de lo que nos gusta. Y comenzaremos a movernos para darnos más satisfacciones o hacer actividades que nos sienten bien.
Por otro lado, puede que confiemos nuestra autoestima al valor que nos dan otros. Depender de la aprobación de los demás nos convierte en personas sumisas que dedican su vida a los demás y se olvidan de sus propias necesidades. Anulan su valor por doble partida; olvidan que son ellos mismos quienes deben valorarse y anulan su propia satisfacción y gustos en beneficio de los demás.
De esta manera, estaremos esperando siempre buenas palabras, reconocimiento y aceptación por parte de los demás, que no siempre llegan o no llegan de la manera que nos gustaría. Por más que nos esforcemos, nunca conseguiremos ese reconocimiento que buscamos porque quien realmente nos conoce somos nosotros mismos y sólo nosotros sabemos a ciencia cierta lo que nos gusta.
Por último, es posible que hagamos todo lo posible por valorarnos pero no lo consigamos. Cuando el nivel de exigencia que ponemos a nuestra vida es demasiado alto, nunca vamos a valorar con exactitud nuestra autoestima. Siempre nos parecerá poco y trataremos de luchar toda nuestra vida por mejorar algo inmejorable.
Nuestra mente perfeccionista nos tachará de desastres o de mediocres y a medida que nos acerquemos al límite que pusimos encontraremos un fallo que nos ayudará a subir el nivel de expectativa para que no lleguemos. Así, pasaremos nuestra vida tratando de alcanzar la perfección que no existe.
Por supuesto, para llegar a una buena valoración sólo podremos tomarnos muy en serio la vida, trabajar y esforzarnos para demostrarnos a nosotros mismos que de verdad somos luchadores. Y, sin embargo, a la hora de la verdad no conseguiremos darnos una frase de ánimo, todo lo contrario, un reproche que nos diga que no lo conseguimos y que tenemos que seguir esforzándonos más porque no ha sido suficiente. baja autoestima, alta autoestima, cuidar la autoestima, autoestima, aumentar la autoestima
El primer paso para aumentar nuestra autoestima es permitirnos los fallos. Aceptar que no somos perfectos, que podemos equivocarnos y que equivocarnos nos ayudará a ser mejores. El ensayo error es una de las claves del aprendizaje.
El hecho de darnos permiso para equivocarnos significa que podemos arriesgarnos e innovar en nuestra vida porque tenemos permiso para desarrollar todo nuestro potencial y buscar nuevas oportunidades para disfrutar.
Regalarnos palabras amables tendría que ser una norma. Esa aceptación que buscamos en los demás nos la podemos dar a nosotros mismos definiéndonos con palabras de cariño y dándonos ánimo cuando lo necesitamos.
No privarnos de lo que más nos gusta ni posponerlo para cuando nos lo merezcamos porque nuestra mente perfeccionista no nos lo concederá jamás.
En resumen, disfrutar de la vida, concederse caprichos, ajustar nuestra visión personal tanto física como psicológica y permitirse fallar son la base de la aceptación y la aceptación es el primer paso para construir una autoestima fuerte.

Ciao.

2 comentarios:

Ángel dijo...

Lourdes, gracias por este articulo, que autoestima podía yo tener cuando jugaba, desde luego ninguna porque ni yo mismo me quería, tuve que ir a un grupo de autoayuda para poder poner los medios.
Lourdes,últimamente estoy leyendo artículos tuyos que me recuerdan mucho mi adicción, por eso hoy te mando un comentario.
Un abrazo

lojeda dijo...

Muchas gracias Ángel. Me alegro que te gustes. Un abrazo y gracias por tu visita y comentarios.